Leyendo desde la derrota (0-1) ante el Fútbol Club Barcelona, la sensación que deja el encuentro debe ser positiva. Los de Sergio González, como en la derrota (2-1) el Estadio de Mestalla, tuvieron buenas fases de juego y consiguieron limar muchas de las carencias que tienen en situaciones de creación de juego y ocasiones de peligro. Ante un rival de enorme entidad pero de pobre realidad, los pucelanos firmaron unos segundos 45 minutos ilusionantes en relación a las expectativas que se pueden comenzar a vislumbrar sobre el equipo de Sergio González.
En esa segunda parte se vio a un Real Valladolid atrevido, descarado y con opciones de ataque. Todo cuando se quitó el miedo, la coraza y se vio y sintió liberado. Acogotado en la propuesta inicial, los blanquivioleta supieron crecer cuando se dieron cuenta que no tenían nada que perder. Con la salvación en la palma de la mano, con un resultado adverso ante un rival de renombre y con el juego de la primera media hora, el Pucela se atrevió a aquello que parece estar vetado de base y fue así cuando se pudo ver ese equipo de grandes fases de Mestalla y que tanto gustó en los últimos 20 minutos del empate (0-0) ante el Levante UD.
Creyendo que desde esos minutos ante los equipos valencianos y los segundos 45 minutos ante el FC Barcelona el Real Valladolid está mucho más cerca de ganar partidos, crecer y asentar el proyecto, las expectativas deben poder ser matizadas y detalladas. Sin perder la «identidad» que tanto señala Sergio ni el equilibrio del sistema de juego, el Pucela debe comenzar a dar pasos para potenciar su idea. Esperando cambios para la próxima temporada, el Real Valladolid ha dejado en los últimos encuentros detalles para variar mínimamente y de forma evolutiva las expectativas ofensivas de un equipo que consiguió crecer en el duelo para forjar su mejor versión y potenciar la ya maltrecha idea, propuesta y fuerza del equipo de Quique Setién.
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