El Real Valladolid está a nada de certificar su salvación en LaLiga Santander. Una victoria más, y los pucelanos serán equipo de Primera división una temporada más. La situación conseguida es tan buena que puede que los de Sergio González no necesiten ganar más encuentros antes del final de temporada. La ventaja es tan grande que la exigencia para los equipos de descenso es casi inalcanzable. Con todo, el Pucela seguirá un año más en Primera y lo hará gracias a la planificación y a la calculadora de Sergio González y su staff técnico.
Pese a que el entrenador catalán ha mantenido tras el reinicio el discurso ‘lógico’ que se pide en estas circunstancias, se sabía que el Pucela ha llevado y llevaba una planificación definida desde el principio. Ya fuera por «bloques» en esta fase del reinicio o por «meses», como ha mencionado en muchas ocasiones Sergio en la fase regular, el Real Valladolid ha definido y ha tenido marcado muy bien qué conseguir, hasta qué límites llegar y qué objetivos marcarse. Con fases concretas y exigencias medias de puntos, el Pucela ha conseguido firmar detalles que le han llevado a manejar todas las circunstancias de una forma segura.
De la misma forma que el gol de Enes Ünal en la victoria (1-2) en el Estadio de Butarque fue capital para poder afrontar este reinicio de la competición como lo ha hecho el equipo, el inicio de la temporada fue también determinante. La victoria (1-2) ante el Real Betis y el empate (1-1) en el Estadio Santiago Bernabéu llevaron a un clima de confort y autoexigencia en el que Sergio González se mueve bien. Con un cierto colchón sobre en sus objetivos y en un clima positivo, el entrenador del Real Valladolid se encuentra cómodo y su calculadora funciona a la perfección. Aprieta cuando tiene que apretar y libera cuando lo ve necesario.
Así entiendo el éxito del Real Valladolid, el proceder de Sergio y la consecución del objetivo de la salvación que ambos rozan con la punta de los dedos. Con estos parámetros se pueden comprender muchos de los movimientos de Sergio González y su idea, aquélla desde la que firma, antes de los partidos, muchos empates. Sabiendo que lo suyo es una carrera de fondo, sumar, aunque sea poco a poco, gusta al entrenador catalán. De los 15 empates sumados hasta la fecha, sólo el del Levante UD (0-0) le dejó mal sabor de boca y lo hizo, posiblemente, por el momento en el que se produjo y lo expuesto por el equipo en los últimos 20 minutos.
Una planificación muy calculada
Ese regusto agridulce es la excepción de una planificación en la que Sergio González mira por bloques, meses o etapas de partidos. Con calculadora exige al equipo llegar a una cifra de puntos que, muy posiblemente, es más baja de un dato coherente. Sin elevar la exigencia ni la presión, Sergio maneja las cifras y hace, desde el inicio de la temporada, sus cuentas para acercarse a la salvación, no entrar en descenso y no elevar las expectativas ni exigencias con el equipo. Desde un perfil bajo que estira en muchas ocasiones en demasía, Sergio calcula unos números que casi siempre le terminan cuadrando.
Ese éxito, junto a un discurso que potencia que sean creíbles esas pequeñas cifras marcadas de puntos, han hecho que el entrenador del Real Valladolid tenga la situación siempre dentro de sus objetivos. El cuerpo técnico del Pucela nunca ha perdido el timón de lo establecido y la situación siempre ha estado controlada. Es un éxito no haber perdido el control de la planificación en ningún momento pero, también, es una pena limitar posibilidades, frenar expectativas y madurar tanto diferentes opciones y variantes del equipo. Ésta es la parte negativa de una planificación anual, mensual y por fases o «bloques» que terminará más pronto que tarde con la salvación matemática del Real Valladolid. Un objetivo consumado desde una cuestionable pero exitosa planificación.