Muchos entrenadores, analistas e, incluso, aficionados ven el fútbol desde la propuesta de los equipos por el centro del campo. En parte es lógico porque la elección que se haga para esta demarcación define mucho qué se quiere y cómo se busca. Bajo estos patrones, el Real Valladolid está marcando últimamente su camino con un peso más protagonista de Fede San Emeterio. El cántabro, además de ser una versión moderna de un jugador posicional, está creciendo mucho en esta temporada. Es normal, el mentor del que disfruta diariamente va a ser capital para su carrera.
Un doble pivote muy definido
Entrar en el centro del campo del actual Real Valladolid no es sencillo. Sergio González tiene muy definidas las funciones del doble pivote y, en gran parte, es por las cualidades de Míchel Herrero y Rubén Alcaraz. Pese a que pueda ser un error limitar las posibilidades del ’14’, el Pucela se define por la sinergia entre ambos y romper esa dupla no es fácil. San Emeterio lo ha conseguido en determinados partidos en este reinicio de la competición por el perfil discreto y trabajador que aporta, por la libertad que regala a su compañero de posición y por el crecimiento que está teniendo esta temporada. El tiempo dirá qué peso y fundamento tiene Álvaro Rubio en toda esa evolución pero, obviamente, habrá sumado para su mejora.
Pese a que su presentación en el Estadio Santiago Bernabéu fue perfecta, firmando un partido sin errores, el crecimiento del jugador ha llegado con el paso de las semanas. Sabiendo desde el principio que se trataba de un perfil que enamoraba por sus números y su despliegue, rasgos perfectos para la idea de Sergio, el jugador ha ido ganando peso y trascendencia en el juego desde la discreción y las alternativas que ha mostrado por y para el equipo.
Estos dos condicionantes eran muy definitorios en la carrera de Álvaro Rubio, ayudante de Sergio González en la actualidad. El mejor centrocampista que ha pasado por el Real Valladolid en las últimas dos décadas tiene un nuevo rol en la actualidad y desde él está ayudando a que el Club tenga un activo de la importancia, seguridad, discreción y evolución de Fede San Emeterio. Ese «cemento» para el equipo, como le define Diego Martínez, es un futbolista diferente al que llegó al Real Valladolid hace un año. La competición y, muy posiblemente, la presencia de Álvaro Rubio han valido para que el Real Valladolid tenga una variante al juego en el centro del campo válida para romper la unión entre Míchel y Alcaraz, toda vez que Sergio sigue viendo a Joaquín Fernández como central.