El partido del Real Valladolid en el Wanda Metropolitano no fue una adalid del juego ofensivo pero sí tuvo detalles que dejaron esperanza en el entorno blanquivioleta de que Sergio apostase por explotar todos los jugadores que tiene pero, también, todas las posibilidades tácticas de su vestuario. En otro estadio de renombre y ante otro rival de objetivos ambiciosos, el Real Valladolid potenció su cara B para conseguir un punto que, como definí en ElDesmarque Valladolid es de «renombre y polémica».
Creyendo que el penalti que lleva al empate sevillista es, como poco, dudoso, el encuentro deja grandes sensaciones porque, otra vez, el Pucela confirmó que tiene más y para más. Hay jugadores muy secundarios esta temporada que pueden y deben sumar más. Hay detalles tácticos, como el fortalecimiento del centro del campo o el refuerzo de la espalda del delantero, que se vieron en el Wanda y que se han confirmado en el Estadio Sánchez Pizjuán. Incluso los perfiles de los jugadores, como es el caso de Rubén Alcaraz, llevan a poder explotar un nuevo Real Valladolid que puede crecer de cara al objetivo de esta temporada pero, también, en un modelo de juego alternativo que haga de este equipo más completo, más seguro y más ambicioso.
El Real Valladolid ha vivido en los dos partidos de mayor renombre del reinicio de la competición una revelación de los suplentes que puede ser un problema bien comprendido para el equipo y para el entrenador. Las expectativas de muchos de los futbolistas utilizados en estos dos encuentros llevan a confirmar que el equipo tiene más y que puede actuar de otra forma a la que lo hace habitualmente. Con todo, la visita a Sevilla es ilusionante porque confirma las posibilidades del equipo, en nombres y conceptos tácticos. Sabiendo que hay más, quizás se puede pedir más y mejor y es éste el concepto que más chirría en la cabeza de Sergio González.
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