El Real Valladolid, desde que regresó a LaLiga Santander, se ha caracterizado por hacer partidos duros y feos. Siempre he pensado que es una versión ‘educada’, por llamarlo de alguna forma, del juego del Getafe CF. Ambos proponen poco e intentar sacar el máximo rendimiento de sus cualidades. Los madrileños potencian todo su juego y consiguen llevar al límite las opciones de su estilo, haciendo que el duelo sea, casi siempre, como ellos quieren. Potenciando la fuerza de grupo, Bordalás consigue imponer su sello, como podría decirse que copia Sergio. En ese análisis similar hay un matiz que, en estos últimos cuatro partidos, he visto más exagerado y es cómo y cuánto destacan los jugadores.
Centrándome sólo en el Real Valladolid y olvidándome de lo conseguido por el rival o, incluso, de su mal momento de resultados, la diferencia entre unos y otros es posiblemente, que el juego del Getafe CF es potenciado por el perfil de los jugadores pero, en cambio, en el Real Valladolid es el estilo el que condiciona e, incluso, debilita los jugadores. David Timor, Jaime Mata, Ángel Rodríguez… Estos tres son jugadores que definen muy bien lo que quiere Bordalás y, por ello, triunfan ellos y el sistema. La sensación en el Real Valladolid es diferente. Por el estilo, ciertos jugadores pierden su esencia y, ahora, con esta carga de minutos, son varios los futbolistas que no están a su mejor nivel y muy pocos, por no decir ninguno, los que destacan.
Resumiendo desde este empate ante el Getafe CF mi duda se centra en los cuatro partidos tras el reinicio de la competición. Contando esos 360 minutos son muy pocos los jugadores que han llamado la atención y ya no hablo sólo de contextos ofensivos. Posiblemente, sólo Enes Ünal y Jordi Masip hayan marcado ciertas diferencias en los últimos partidos del Real Valladolid y, obviamente, éste es un contexto que preocupa. Si el entorno blanquivioleta ha comprado el discurso de Sergio González, el análisis de este último partido debe ser medianamente bueno porque el equipo sumó un empate con un rival de la zona alta.
Ni la visión más resultadista
Siendo resultadista, el empate es bueno, y la situación, también. Las jornadas siguen favoreciendo al Real Valladolid, por sus puntos y los resultados de los rivales, pero el juego cada vez es peor y el momento de los jugadores, también. Nadie destaca, nadie tiene fuerza, nadie muestra convicción o ideas para liderar al Pucela y éste puede ser un problema grave en el instante en el que la competición exija ver a un equipo protagonista. Ante la necesidad de un Real Valladolid convincente y unos jugadores capaces de asumir liderazgo, no se me ocurre ningún jugador que haya destacado entre las recientes propuestas de Sergio González y el «directo» de una fase de la competición tan exigente.