El Real Valladolid empató (0-0) este miércoles ante el Celta de Vigo pero el debate no ha estado en el análisis del punto ni en cómo se produjo. El principal foco del partido estuvo en la rueda de prensa posterior de Sergio González. En ella se responsabilizó del mal hacer del equipo en la segunda parte y de la poca respuesta que los jugadores y, sobre todo, los suplentes tuvieron en el encuentro. Sergio señaló a los jugadores que entraron desde el banquillo pero, sobre todo, a los tres futbolistas de ataque utilizados.
Sin tratarse, inicial y teóricamente, de una personalización ni un problema con esos jugadores en concreto, el análisis de Sergio viene a señalar los grandes problemas que tiene el Real Valladolid para dar respuesta a las diferentes situaciones del partido. No se trata sólo de una cuestión de respuesta sino, también, de juego. El Pucela está limitado en ciertas acciones del juego que, en esta ocasión, eran las que hicieron que el Celta de Vigo fuese superior en los segundos 45 minutos. A los de Sergio les costaba iniciar el movimiento de la transición y vivían limitados para correr. Por ello entraron Pablo Hervías y Waldo Rubio. El Pucela debía ganar fuerza en el juego exterior para transitar.
Dentro de sus condiciones individuales, ’11’ y ’23’ son jugadores con el perfil de descaro, atrevimiento y velocidad que necesitaba el equipo. Tristemente, el Pucela no dio ese paso al frente que necesitaba. Más allá de que el partido pedía otras opciones como poblar el centro del campo, crear para después, juntar líneas en la zona central… El pobre rendimiento de los jugadores suplentes en el último partido fue criticado, pero no por ello novedoso. En esta temporada son muy pocas las sustituciones ofensivas que han generado un cambio en el Real Valladolid.
En esa crítica de Sergio a las sustituciones, el míster quitó del fuego a Fede San Emeterio. Su sustitución sí generó lo que el entrenador buscaba: fortalecer el centro del campo. Por ello, muy posiblemente valieron todas las permutas hechas ante el CD Leganés. Con el marcador a favor, todos los cambios generaron lo que el cuerpo técnico quería: fuerza en campo propio, presión y concentración para aportar trabajo defensivo. Viviendo en campo propio, Hervías sumó; necesitando que tuviera fuerza en zonas rivales, no. ¿Tan diferente fue la opción del ’11’ en contextos de ataque en Butarque al duelo ante el Celta? Posiblemente, no, pero, claro, el jugador salió en un partido para unos matices muy diferentes al otro.
Sustituciones perdidas
Ante el Club Deportivo Leganés, Sergio sacó a Hervías para dar frescura al equipo en su plan inicial. Ante el Celta era para cambiar el guión del partido. La diferencia es importante y marca las pocas respuestas que ofreció el equipo este miércoles. Las sustituciones son el principal arma que tiene un entrenador para cambiar el partido y para dar respuesta a todas las novedades que se van produciendo pero Sergio no se mueve cómodo en los cambios, como así lo demuestran las cifras. El catalán ha firmado más partidos, cinco, sin quemar todos los cambios, que goles han sumado los jugadores que ha dispuesto con el encuentro empezado.
Sergio ha comentado ya en varias ocasiones que la opción de cinco sustituciones perjudica a equipos como el suyo y el partido ante el Celta confirma su opinión y su sensación sobre las sustituciones. En el primer partido en el que el Real Valladolid debía cambiar el guión del encuentro y tenía cinco jugadores para hacerlo, no usarlos muestra las carencias en la gestión de los encuentros y que el problema no es sólo por cómo responden los jugadores suplentes sino por las herramientas que se dan y la confianza del cuerpo técnico en este perfil de jugador.