El fútbol va a pedir lo mejor de cada uno en las próximas semanas y de cara a las últimas 11 jornadas. «El futuro se espera de todo menos ‘normal’. La lógica no se va a imponer en muchos momentos de las próximas jornadas y la gestión del vestuario va a ser capital», escribía en un artículo reciente porque creo que lo que estamos viviendo ahora y lo que vendrá nada tiene que ver con lo ya experimentado. El futuro demandará diferentes actuaciones que nunca hemos visto. Las novedades son muchas y exigentes y todas nacen desde los entrenamientos de la actualidad, aquéllos que nada tienen que ver con lo denominado como pretemporada.
Ni en el bueno ni en el mal sentido de una ‘pretemporada’, la actualidad futbolística debe ser analizada bajo los contextos de la preparación veraniega que se suelen firmar. En esas fechas, el trabajo, los jugadores, las preparaciones o las evoluciones son irregulares y no tienen nada que ver entre los equipos de las mismas categorías. Nada es similar en ningún equipo, y no por cuestiones económicas o de organización. La apuesta deportiva del Club es la que manda en la pretemporada y es, única y exclusivamente, la que define a unos y a otros. Si un equipo quiere esperar a un jugador hasta pocas semanas antes del inicio de la temporada y, posteriormente, le da la titularidad en unas condiciones físicas y de juego bajas, es responsabilidad del equipo y el entrenador en cuestión.
Estas 11 jornadas son una nueva competición. Tiene nuevos condicionantes, nuevos rasgos e, incluso, nuevas normas. Se espera un nuevo deporte en el que los condicionantes no deben de ser excusas
Éste, sin ir más lejos, es un ejemplo de las diferencias que existen entre la actualidad y una pretemporada. Ahora no hay diferencias y las quejas de Sergio, con mucha razón, deben estar ya archivadas porque nadie va a jugar en desventaja. Nadie. Los criterios físicos van a estar equilibrados en las próximas 11 jornadas. Se igualan las fuerzas, se equiparan los estados y, ahora, será el momento de ver el verdadero potencial de todos los jugadores y equipos y saber si, de verdad, todo era como pensábamos, cómo vendíamos o, incluso, cómo criticábamos. En los momentos cruciales y exigentes, la calidad o la mediocridad salen a relucir más que nunca.
Cuestión de términos
Queda poco más de una semana para el reinicio liguero de la competición y para la visita del Real Valladolid al Estadio de Butarque. Ese encuentro, como la visita del Celta de Vigo a Zorrilla, es determinante y el Pucela debe ir con la lección bien aprendida de todo a lo que se va a enfrentar. Las 11 jornadas que quedan son una nueva competición. Es un juego que tiene nuevos condicionantes, una clasificación condicionada, nuevos rasgos y hasta nuevas normas. Es otro deporte en el que se debe ir muy bien preparado psicológicamente y en el que se debe saber hasta qué punto se pueden estirar los términos y los argumentos.
Se trata de una competición nueva en que habrá grandes condicionantes pero en el que perderá y se debilitará aquel que quiera ver sus condicionantes como excusas. Aquel que muestre más debilidad en la realidad a la que se va a enfrentar toda la competición, perderá. Primero credibilidad; después, puntos; y, más tarde, sus objetivos. Para el futuro que espera al fútbol es prioritario que cada equipo conozca su realidad y la de sus rivales. En todo ello, el contexto físico estará muy alejado de cualquier excusa para justificar una derrota o una decepción porque lo que se vive ahora no es, ni mucho menos, una pretemporada.