El Real Valladolid sigue dando pasos firmes como Club. Mirando más allá del primer equipo y del éxito o no del vestuario de Sergio González, que es la base que alimenta y que deja que el resto pueda mirar el futuro, la entidad sigue forjando una estructura férrea y segura. Por ello, además del éxito del Promesas que ayuda a asegurar el crecimiento profesional que el Pucela necesita, en la temporada 2019/2020 se ha creado un puesto tan inexistente como necesario con la renovación de Javi Baraja como entrenador del Promesas hasta el año 2022.
El éxito del filial blanquivioleta, que luchará por ascender a Segunda división el próximo verano, ha incentivado la ampliación del contrato del exjugador en una magnífica noticia para el Club. Más allá del éxito del equipo filial, en el Club ha emergido en los últimos dos años la figura de Javi Baraja. Sin llamar la atención, sin hacer ruido y siempre desde un perfil discreto, el que fuera jugador blanquivioleta ha dado un salto definitivo. Lo ha hecho con fuerza, con merecimiento y con futuro al confirmarse como ese perfil que el Club no ha tenido en los últimos años y que toda entidad de cantera necesita.
Un perfil preparado y demandado
El gran éxito del Real Valladolid Promesas de este año es y ha sido el saber mirar más allá. En los últimos años se planificaba y buscaba todo al día. Jugadores, entrenadores, ‘proyectos’… Todo iba en relación a la temporada en cuestión. El ejemplo de la apuesta por aquel importante número de jugadores colombianos demostró que el filial debía ir poco a poco. Debía solventar las diferentes temporadas en Segunda B para poder construir su idea. Ese punto de inflexión ha llegado esta temporada porque ya ha dejado dos éxitos de enorme nivel. A la presencia del filial en el play-off de ascenso se suma la confirmación de un entrenador marca de la casa. Ver a Javier Baraja y su perfil trabajando cerca del primer equipo y estando disponible y cercano para dar el salto cuando esté preparado o cuando el equipo lo necesite es una de las mejores noticias que han ocurrido en el Real Valladolid como Club en los últimos años.
Conseguir crear este puesto en la entidad es tan importante como el fichaje de uno de los mejores defensas centrales que haya podido tener el primer equipo en los últimos años, por ejemplo. Sabiendo y asumiendo que el primer equipo es el motor de todo en el Real Valladolid, el rendimiento de Kiko Olivas o Marc Valiente, dos de los defensas más destacados en la última década, es y fue importante. Ayudan y ayudaron al crecimiento de la entidad, tanto como lo hace que, por fin, se recupere la presencia del perfil de un entrenador de la casa con objetivos, expectativas, realidades y exigencias, pero todas dentro del Estadio José Zorrilla.