El fútbol parece estar cercano. Al menos por ahora. El Real Valladolid ya ha vuelto a los entrenamientos y Sergio González habla mirando al futuro, a las nuevas exigencias y a los retos que le esperan al equipo en las próximas 11 jornadas. La vuelta a la normalidad está cerca de confirmarse en el Estadio José Zorrilla y este exigente futuro va a pedir de la mayor limpieza de mente posible para todo el mundo blanquivioleta. Pese a tratarse de un regreso a la competición, lo que se va a vivir en el mundo del fútbol en las próximas semanas es una nueva y exigente competición.
En todos los sentidos el Real Valladolid se va a tener que pedir el máximo. Sin poder usar la renta de cuatro puntos con la zona de descenso, los blanquivioleta deberán ofrecer su mejor versión e, individualmente, olvidar de dónde viene cada uno. Al cierre de la competición a inicios del mes de marzo había picos de rendimiento muy diferentes. Enes Ünal, por ejemplo, estaba muy bien. El turco era el faro ofensivo de un ataque en el que a Sergi Guardiola se le veía más pesado. El ‘7’ no estaba en su mejor momento, como tampoco lo vivía Waldo Rubio. El ’23’ era el jugador más señalado en la última fase de la competición, algo que ahora ya no vale.
El corte a los estados de forma ha sido radical en los últimos dos meses. Se han reducido las sensaciones individuales y se han igualado las fuerzas. Hatem Ben Arfa no será el único caso. Por ello se espera una competición de detalles y para ellos hay que explotar todas las cualidades existentes en la plantilla. Cada jugador tendrá un rol determinado. De titular, de suplente, de refresco o de apoyo. Todos jugarán una parte importante y un papel fundamental en las próximas semanas y no sólo porque Sergio haya asegurado que todos tendrá su «momento» sino porque para una competición tan peculiar y limitada, todas las cualidades del equipo y de los jugadores deben ser explotadas.
Necesaria objetividad futbolística
Se debe buscar la mejor versión de cada uno y, para ello, hay que mirar la vertiente positiva de cada jugador. No es momento de mirar de dónde viene cada futbolista y cómo estaba cada jugador tras la derrota (1-4) ante el Athletic Club. Lo vivido hace dos meses ya no suma. El Real Valladolid se va a enfrentar a una nueva realidad y para obtener el mayor éxito de ella se debe mirar al futuro con la mente muy limpia y asumiendo la mayor opción de objetividad posible, tanto en el cuerpo técnico como en el entorno. Es la única forma de que el Pucela consiga la salvación y dé un paso importante para su futuro.