Me voy a meter en un charco, posiblemente, en un río y, quién sabe, si hasta en un mar. Pese a todo, creo que debo opinar sobre la actualidad del mundo del fútbol. Sin partidos desde hace más de un mes ni actividad futbolera en el Real Valladolid, más allá de la posible no renovación de Miguel de la Fuente, todos los debates, noticias y opiniones están centradas en el posible regreso a los entrenamientos, a los partidos y a la situación habitual antes del estallido de la crisis por el coronavirus.
Con la necesidad de recuperar la competición y, sobre todo, la normalidad, el camino que se debe llevar parece marcado. En un país como España, en el que inicialmente siempre damos poca trascendencia a asuntos relevantes para, posteriormente, darle una extensión exagerada, la actualidad es espinosa. Tengo mi opinión sobre ella y quiero expresarla en base a una opinión profesional del fútbol. Hace semanas ya comenté en estas líneas la visión de que la temporada debía terminar, cuando fuera, en el terreno de juego y la sigo manteniendo. Bajo ese camino hago mías, como suele ser habitual, las palabras de José Rojo, ‘Pacheta’, entrenador del Elche CF.
El fútbol, un motor
El burgalés habló de la vuelta del fútbol, con las pertinentes medidas y seguridades de Sanidad, pero pidiendo que el fútbol fuera uno de los primeros en impulsar el regreso. Los jugadores de fútbol se llenan mucho la boca estas semanas hablando de lo «privilegiados» que son. Es cierto. Mucha gente les envidia y, en gran parte, por ello, creo que deben aprovechar las oportunidades que les da LaLiga para regresar al fútbol. El fútbol es un negocio, una ‘empresa’ que genera dinero, actividad y movimiento. Por todo ello, el fútbol debe ser uno de los impulsores de ese regreso. En situaciones de crisis, los privilegiados son los que deben dar un paso al frente porque, como dice Pacheta, tienen «una responsabilidad de trasmitir ilusión y emoción». Son «privilegiados» y, en algún momento, podrían estar exigidos por la sociedad, como ahora.
El entrenador ilicitano confirma que «el fútbol es un motor de ilusión importante y un espectáculo y nos debemos a la afición». Ese entorno quiere fútbol y posiblemente, necesite fútbol. Por ello, las facilidades que se pueden dar a los profesionales no deben ser una excusa y sí una motivación. Sabiendo que se va a mirar por la seguridad de los profesionales y que se estudiará su «salud» más allá del posible contagio, el fútbol debe volver. Cuando sea seguro, sí, pero sin que nadie de ese mundo torpedee el inicio de la bendita normalidad que antes no valorábamos como ahora y para la que todos debemos sumar.