¿Qué valor tiene lo que un entrenador comenta de forma pública? Para mí, mucho, y no sólo en las ruedas de prensa oficiales sino, también, en las entrevistas y comentarios que puede hacer en diferentes momentos. Los cuerpos técnicos están muy expuestos en los tiempos actuales. Declaraciones antes de los partidos, nada más terminar el duelo, entrevistas semanales… No todo se resume a las comparecencias oficiales y, en todas ellas, se puede obtener mucha información de lo que busca el entrenador y de lo que se le puede exigir al equipo porque, claro, quién conoce mejor que un entrenador a su equipo.
Creyendo al 100% en esta última afirmación, llega el momento de los matices que me llevan a creer que el discurso del entrenador es el que pone las expectativas de los análisis y de las exigencias. Si un preparador elogia las posibilidades de su equipo, el nivel de petición crece. Si por el contrario, habla de niveles bajos de posibilidades y realidades, el entorno, salvo excepciones, lo cree y lo replica durante la temporada. Curiosamente, parte de esta vertiente se está cumpliendo en el Real Valladolid. La idea de priorizar por lo defensivo es inamovible en Sergio González y, por ello, su discurso va en consonancia. El entrenador pide un nivel de exigencia pequeño para su equipo. El ejemplo es que el catalán suele dar al equipo como obligaciones pocos términos futbolísticos y sí aquellos de compromiso, unión y cooperación grupal.
«No recordamos de dónde venimos» es una frase que el propio Sergio ha señalado en varias ocasiones como, también, ha hecho del contexto económico o, por ejemplo, de la experiencia. Éste fue un argumento muy escuchado al entrenador blanquivioleta la temporada pasada. Sergio veía a su equipo muy débil para la exigencia de la categoría y señalaba el poco peso en la élite como un condicionante que muchos nos creímos pero que este año ha perdido parte de la fuerza que le dimos hace más de 12 meses.
Una idea inamovible… para Sergio
Los equipos llegan a Primera división hechos y más si mantienen la fuerza del ese «grupo» al que Sergio señala en muchas ocasiones. Por ello, creo que el discurso es coherente con su juego pero no con el potencial real de la plantilla. Él propone y expone lo que asegura que tiene, pero, para mí, no todo. Él sabe lo que tiene, sí, pero, también, limita perfiles concretos de jugadores que expondrían al equipo a otro juego en el que él no cree o en el que no se encuentra cómodo. Cambiando el estilo, aumentarían las expectativas y las exigencias sobre un equipo con una ambición muy cortada por el el discurso de un Sergio González que tiene muy claro hasta dónde puede llevar él a su Pucela. Él no tiene ninguna duda.
Obviamente, Sergio está convencido de lo que asegura. Muchos otros creemos que el equipo tiene más. No comparto el complejo de la mediocridad, la manta del análisis, los constantes parches con los que se analiza al equipo y las justificaciones que fueron rechazadas para otros análisis o momentos. La creencia personal de que el conformismo se ha instalado en el Estadio José Zorrilla llega por el discurso de un Sergio González al que gran parte del entorno cree al 100%. El míster blanquivioleta no quiere expectativas altas y así lo lleva reflejando en todos sus discursos desde el ascenso a Primera.