Tiempo de descanso, etapa de parón y fase para ver que el fútbol no es lo más importante pero, a la vez, un momento que confirma que este deporte es el detalle que, a muchos, nos alimenta la vida. Por ello, siguiendo con la vida ‘habitual’ de opinar y debatir sobre el Real Valladolid y buscando recuperar la normalidad lo antes posible, quiero analizar diferentes detalles del juego que tiene el Pucela de Sergio González. Ésta es la tercera temporada del entrenador catalán en el Estadio José Zorrilla y ya son muchos los detalles que deja en sus propuestas, si bien es cierto que el estilo de la que hizo gala en Segunda división no es el mismo que ha mostrado tras el ascenso.
Fue con la llegada a LaLiga Santander cuando se comenzó a ver el Real Valladolid de Sergio, aquél que tenía su firma. Anteriormente, la adaptación que hizo a lo que se encontró ha sido el mayor éxito de su, hasta ahora, triunfante paso por el Real Valladolid. Hasta la fecha, la etapa del catalán ha dado con los objetivos del Club. Cuando ésta termine se hablará del ascenso, de la permanencia de 2019… pero, también, de aspectos tácticos y de principios innegociables que este equipo ha mostrado desde su regreso a la élite. La mayor parte de todos esos principios están ligados al concepto defensivo y a la seguridad. Sergio González no quiere un Real Valladolid abierto y al que le guste el riesgo. Busca los errores del rival y minimizar los suyos. El catalán se mueve bien en resultados cortos y en partidos largos y de desgaste. Nada novedoso en el análisis de un Pucela que quiere espacios, sí, pero sólo en el campo rival.
Todo esto no es nuevo pero sí importante para desgranar partes esenciales del juego y la propuesta del equipo. Priorizo el término ‘propuesta’ porque considero que el entrenador blanquivioleta es un gran creador de ideas. Sabe preparar muy bien los duelos y llega al partido con un guión muy similar a lo que, posteriormente, se encuentra. El problema salta a la hora de responder con un cambio inesperado o un tempranero gol o golpe del rival. En la base, Sergio quiere un equipo con líneas juntas, que proponga desgaste y que cree la peor imagen del rival. Pese a que siempre diseña los partidos desde «la mejor versión» del otro equipo, como siempre asegura en las ruedas de prensa, la idea del entrenador catalán radica por ver errores del rival y, muy posiblemente, vivir de ellos.
Discurso ‘coherente’
Pese a que, en muchas ocasiones, Sergio González quiera poner la venda antes que la herida y señale, para mi gusto, en exceso las carencias y limitaciones de su propio equipo, el discurso de ‘mediocridad’, por llamarlo de alguna forma, que muchas veces propone, muestra su estilo. Él ‘vende’ que tiene un equipo con muchas carencias y que la unión del grupo es su fortaleza. Ve un vestuario sin grandes respuestas ofensivas y, por ello, quiere exponerlo poco. Yo, personalmente, no estoy 100% conforme con esa lectura del entrenador pero reconozco que es consecuente con su idea y ejecución.
Si él ve que su Real Valladolid no tiene opciones ofensivas, lo mejor es no exponerlo. Si ve que no tiene argumentos para una propuesta fiable, lo más sensato es buscar el contragolpe y el error del rival. Si cree que su equipo es tan limitado como, en muchas ocasiones, parece que lo vende, lo más lógico es priorizar todos los contextos defensivos, como hace un equipo que crece desde el dominio de su propio área y desde la seguridad defensiva en su campo. Sergio quiere que su Pucela sea así porque, muy posiblemente, tiene los jugadores para ello pero porque él quiere que continúen y que sigan siendo capitales.