La situación provocada por el Covid-19 ha paralizado el mundo en general y, obviamente, el fútbol. LaLiga Santander está suspendida y el Real Valladolid no sabe cuál va a ser el futuro ni cómo ni cuando disputarán los 11 partidos ligueros que le quedan en el calendario. Es más, existen grandes dudas de que se puedan terminar el actual campeonato. Ante todo esto, las opiniones son muy diferentes. Desde continuar en el momento y mes que sea, hasta la suspensión total de la competición y la doble vertiente que esta opción ofrece, declarando nulo lo ya vivido o dando por finales los actuales puestos.
Todos opinan y yo no quiero ser menos. Mi idea se centra en la competición y en la necesidad de recuperarla y no sólo por lo que hay en juego sino porque creo honestamente que el fútbol será uno de los grandes indicadores de que hemos recuperado la ansiada normalidad. Este deporte lo mueve todo y no sólo en el contexto económico, que también. ¿Cuántos negocios se nutren del fútbol? Y no hablo de plataformas televisivas o casas de apuestas sino de pequeñas y medianas empresas que tienen una fuerte inyección con los partidos o, simplemente, con este deporte.
Por ello, y por la pureza de la competición en la que creemos, el fútbol debe recuperar la normalidad, cuando sea, en el punto en el que se quedó. Respetando mucho a los profesionales y creyendo en ellos siempre, el esfuerzo que vamos a hacer todos para recuperar la normalidad tras este varapalo va a ser enorme. Por ello, el fútbol no debe estar exento y debe terminar con lo que empezó para que el resto podamos volver a ser lo que éramos con el fútbol en un puesto privilegiado de nuestras preferencias.
La mayor injusticia
Hay otra ventana importante que es la de los tiempos y es innegable no tenerla en la cabeza. Puede ocurrir que la cuarentena dure más de lo esperado y estipulado y sea necesario tomar una decisión sobre las competiciones disputadas hasta la fecha porque, por la realidad, no sea posible reanudar la actividad. Ante esa posibilidad, que entiendo improbable tras la suspensión de la Eurocopa, utilizar lo vivido hasta justo antes del aplazamiento es una enorme injusticia. Algo que también sería injusto pero en menor medida sería la utilización de las clasificaciones tras la primera vuelta. Resulta lo menos injusto de una situación global que deja el fútbol en un segundo, tercer o cuarto plano pero que nos obliga a ponernos en situación para ese futuro en el que recuperemos la normalidad.