Se dice que «cada partido es un mundo» pero en muchas ocasiones se mira a la tabla para saber qué tal ha sido el empate o, incluso, cómo de decepcionante o elogiable se puede valorar una derrota. En esta ocasión, la visita del Real Valladolid a San Sebastián se resume como «buena» porque el equipo blanquivioleta perdió por la mínima y en un duelo que deja, bajo mi punto de vista, muchos detalles engañosos del planteamiento de Sergio González y de su posterior lectura.
Jugando con los tres delanteros del equipo en el once titular, el elogio de ‘valiente’ y ‘atrevido’ sale en cualquier conversación pero, quizás, es exagerado. Lo es porque, inicialmente, Sandro Ramírez nunca ejerció como delantero. El esquema fue el mismo que suela utilizar Sergio cuando dispone cuatro centrocampistas y, posteriormente, cuando propone una defensa de cinco jugadores. Por ello, la apuesta valiente y atrevida que se soñó con ver en el empate (1-1) ante el Villarreal CF queda escondida por la realidad de un equipo que vivió el duelo en base al empate y al error rival y que, nuevamente, se quedó sin respuesta tras el primer golpe.
Independientemente de cómo llegase el gol de Januzaj, el duelo tuvo un cambio importante en ese minuto 60. Tras el tanto del belga, el Real Valladolid se desmoronó. La población del centro del campo ya no valía y ante la propuesta de ataque, Sergio se quedó sin ideas, confirmando que su idea inicial no tenía tantas connotaciones de ataque como se podía entender al disponer, de inicio, a Enes Ünal, Sergi Guardiola y Sandor Ramírez. Con ellos tres pero ya sin Joaquín, nuevamente brillante, y Fede San Emeterio, el Pucela quiso atacar el juego exterior y olvidarse del interior.
La calculadora de Sergio
En ese cambio de frente y exigencias, el Pucela se perdió y la Real Sociedad se vio segura de conseguir la victoria y todo pese a que Sandro Ramírez disfrutó de una inmejorable oportunidad en los instantes finales de un encuentro que devuelve al seno blanquivioleta la sensación de que Sergio González juega con calculadora. Sin ella, el planteamiento pucelano en el Reale Arena no hubiera sido el mismo y, por ejemplo, Joaquín Fernandez no hubiera regresado tras su lesión desde la titularidad ni Sandro Ramírez hubiera visto premiado su gol ante el RCD Espanyol desde una titularidad en la mediapunta.