En la previa a la visita del RCD Espanyol, el Real Valladolid sabía que debía ganar. Daba igual cómo. La situación se podía poner peligrosa en caso de no ganar a los pericos en el duelo de Zorrilla. Lo importante era conseguir los tres puntos para tener tranquilidad, sosiego y, sobre todo, distancia con la zona de descenso. Conseguida esa victoria, es secundario el sufrimiento que existió para conseguirla, el cómo se produjo y la superioridad numérica que los de Sergio González tuvieron durante más de una hora tras la expulsión de Javi López en el minuto 24 del partido.
Tras el golpe sufrido con la derrota (2-1) en Granada y después de acumular sólo una victoria en los últimos 13 partidos, la visita barcelonesa era capital y el Real Valladolid debía responder como en los partidos importantes. Por ello, la expulsión periquita debe ser entendida no como un ‘favor’ para los pucelanos, como sí fueron las vividas en las dos primeras victorias ligueras, y sí como un punto mayor a la exigencia y ansiedad que se le podía presuponer a un equipo al que se le aumentaba la presión para toda la segunda parte.
Sin margen de error y con necesidad de ganar, el duelo pedía mucho a los locales pero poco a los visitantes. Por ello, el gol de Sandro Ramírez liberó a un equipo que pudo y debió ganar por un resultado mayor pero que un nuevo penalti evitable de Kiko Olivas generó una tensión y un nerviosismo innecesarios para un equipo que puede y debe marcar un punto de inflexión tras este partido. Con 29 puntos y, sobre todo, con la distancia de siete sobre la zona de descenso, el Real Valladolid tiene la oportunidad de respirar para toda la temporada. No se trata de un margen definitivo pero sí capital para poder afrontar la fase decisiva de la competición con un margen de error considerable y un solvente colchón de seguridad.
Evitando más decepciones
Sin ser un duelo de grandes credenciales futbolísticos, el éxito de la victoria y lo que supone para la clasificación debe generar una nueva versión del Real Valladolid. Con trece partidos en el horizonte, es momento de ver una evolución en el equipo de Sergio González. Estos tres puntos pueden cambiar la temporada de un equipo que necesitaba ganar este partido para, después, poder construir un sendero tranquilo, seguro, consistente y regular que evite decepciones evitables como la vivida recientemente en el Estadio de los Cármenes.
