Los aficionados del Real Valladolid se mueven, con el fichaje de Hatem Ben Arfa, entre la ilusión y el escepticismo. ¿Podrá ofrecer algo el jugador al Real Valladolid? ¿En qué condiciones llega al Estadio José Zorrilla? ¿Cómo de profesional será el jugador? ¿Mostrará su lado más polémico? ¿Podrá ser determinante para Sergio? Son muchas las preguntas sobre el estado y el momento del francés pero sólo existe una certeza. Nadie en el mundo blanquivioleta duda de que si Ben Arfa estuviese a un buen nivel de su potencial no llegaría a Pucela. Éste es el motor del debate sobre este flamante, llamativo y arriesgado fichaje de invierno.
Condicionantes
Finales del mes de diciembre del año 2011. Enciendo el ordenador y pongo Radio Marca Valladolid. Me pongo a estudiar y escucho Directo Marca Valladolid. Conectan con el baloncesto y yo, sin saber más allá de un tiro libre, escucho hablar de Curtis Borchardt. Se trata de un pivot americano que va a llegar al entonces llamado Blancos de Rueda Valladolid. El jugador llegaba a prueba por una serie de lesiones que había tenido anteriormente y que, por ejemplo, le hicieron no regresar a la NBA tras una exitosa etapa en Granada.
El jugador no estaba bien pero era un buen fichaje para un equipo que luchaba por no salir de la ACB. En dicho programa recuerdo una reflexión de un especialista al que entrevistaron que dijo que Borchardt sería “un jugador importante en la NBA al 80% de su potencial”. Tal reflexión me llevó a pensar cuál sería su nivel si llegaba a un equipo que no quiere perder la máxima categoría en España. Desde entonces, analizo todos los fichajes ‘random’ desde el ejemplo deportivo de aquel jugador americano de más de 210 centímetros.
Creyendo que cuando un jugador puede ir a Primera, va a Primera, la realidad que me lleva a analizar el fichaje de Hatem Ben Arfa por el Real Valladolid es el de su estado físico y anímico. El fútbol no es cuestión de estar bien para jugar sino, también, qué predisposición se tiene para entrenar y competir. Viendo este deporte desde el prisma del entrenamiento, un jugador sin ambición en el día a día es un futbolista de poco recorrido.
Expectativas y exigencias
Este miedo existe con el fichaje del francés. No dudo de su rendimiento futbolístico porque creo, honestamente, que al 50% de su nivel puede dar al equipo mucho de lo que necesita. Analizando los contextos, los momentos y los tiempos, Ben Arfa puede sumar mucho a un Real Valladolid que necesita de él calidad y no cantidad.
Llegando en invierno y sin equipo desde el pasado mes de junio, Ben Arfa está a un nivel muy bajo. Pese a ello, y con un tiempo prudencial de aclimatación deportiva, el francés puede sumar minutos de calidad antes de mediados de febrero. Llega sin tiempo que perder pero con la necesidad de limar las expectativas sobre su llegada. Ben Arfa no va a asumir el liderazgo del equipo de forma continuada. No ha llegado para ello y, posiblemente, no esté para ello ni interese al Pucela que tome esa característica.
Intuyendo cómo puede llegar, el nivel de exigencia que se ponga al jugador es determinante, como todo, para analizar su rendimiento. El Real Valladolid jamás habría podido acceder a una negociación con un jugador de su talla estando a un alto porcentaje de sus posibilidades. Si lo hace, y nadie lo duda, es por las carencias de su realidad. Llega limitado y condicionado pero, con todo, puede sumar para el objetivo del equipo.
Desde un rol secundario, sin aumentar más los focos que ya genera su fichaje, el nuevo blanquivioleta ayudará al equipo en su día a día pero, sobre todo, en la competitividad y en limar carencias muy concretas del juego, como hizo Curtis Borchardt en el Blancos de Rueda Valladolid aquella temporada 2011/2012.