Sergio González, como en el duelo (0-0) reciente de Pamplona, supo agitar el vestuario y potenciar las posibilidades de su equipo. El entrenador pucelano sorprendió con su propuesta y consiguió con ésta hacer daño al rival. El Real Madrid nunca estuvo fuerte en el duelo. Ofrecía dudas por un entramado blanquivioleta preparado para el empate. Encerrado y preparado para defender, las opciones de transiciones del Pucela era pocas y débiles. Por ello, tras el gol de Nacho, la locura se apoderó de los locales para buscar un empate que no regresaría la marcador por, como es habitual, la escasez de respuestas del bando vallisoletano.
Desgaste defensivo
El Real Valladolid se desgastó físicamente en el duelo ante el Real Madrid. Por empuje, actitud e intención no fue. Los pucelanos dieron todo en el terreno de juego. La cuestión determinante es para qué ya que fútbol ofensivo faltó mucho. El planteamiento de Sergio González fue bueno pero, posiblemente corto y escaso. El entrenador catalán buscó hacer sufrir al Real Madrid sin espacios pero el duelo se fue complicando hasta ver que la propuesta blanquivioleta no daba para más que un empate a cero goles.
La propuesta pucelana no era mala pero el devenir del partido hacía que los pucelanos fuesen defendiendo cada vez más atrás. En su área, en las inmediaciones de ella… Los de Sergio sólo podían achicar balones y la realidad era compleja de sostener. Tan atrasados, un error condenaba el partido y el planteamiento de Sergio González y todos los riesgos se consumieron con el gol de Nacho Fernández.
Un error en la marca en una segunda jugada a balón parado condenó a un Real Valladolid que había salido a empatar y que no había cambiado ni detallado su idea. El empate inicial era bueno y los pucelanos no tenían prisa ni ambición por más. El gol blanco cambió los planes y demostró que los blanquivioleta podían hacer daño a las debilidades de un Real Madrid que no tuvo acierto en el partido pero que vivió muy cómodo en 80 minutos.
Un planteamiento de empate
Tras el gol, el Real Valladolid adelantó líneas, dio frescura al ataque y mostró su mejor versión. Ante un rival desordenado y sin nada que perder, el Real Madrid vio peligrar la victoria, algo que nunca hizo con el empate ya que mientras él estuvo sin acierto ni claridad ofensiva, los pucelanos no consiguieron intimidarles en su área. No lo hicieron porque el planteamiento, muy posiblemente, no estaba diseñado para más que el empate.