Siempre que a un equipo se le hacen largos los partidos, el tema físico sale a escena. «El equipo no está bien físicamente» o «en las segundas parte nos caemos» son afirmaciones muy escuchadas en el fútbol. Obviamente, y tras la dura realidad del Real Valladolid, las dudas físicas aparecen en el Estadio José Zorrilla. ¿Tan mal está físicamente el equipo de Sergio González? Siempre he pensado que éste es un tema muy espinoso y complicado. No es fácil hablar sobre la realidad física del equipo sin estar dentro pero resulta más sencillo hablar de algo tan subjetivo e interpretativo como esto que de algo objetivo, como la ausencia de respuestas al juego.
Desde el entrenamiento
Recuerdo un entrenamiento que vi de Alejandro Richino, histórico preparador físico argentino y ayudante de Juan Antonio Pizzi en el Valencia CF, en el que explicó que supone entrenar. Explicó que ese día a día sirve para que el jugador sepa responder a los estímulos de los últimos 15 minutos tal y como afronta los de los primeros. Creyendo, como siempre he defendido, que en el fútbol los términos son importantes, los detalles de la exposición del preparador físico me hicieron ver qué es un entrenamiento y qué suma.
Esta semana, tras leer diferentes afirmaciones en medios de comunicación y redes sociales sobre el estado físico del equipo, me he acordado de estas palabras, pero no sólo en el contexto físico. Él las llevaba a un tema de su parcela de trabajo pero creo que, en el caso del Real Valladolid, no es sólo por un tema de estados.
Dentro de la evolución y dedicación semanal que tengo con el fútbol intento dar en la clave con los términos. Es determinante. No es lo mismo presionar que defender, de la misma forma que no es igual proponer que responder. Bajo estos términos entiendo los partidos y, en mucho, los problemas actuales del Real Valladolid.
Puede ser que el equipo esté mal físicamente como que esté viviendo una fase de alta carga dentro de la programación o, incluso, puede ser que el Pucela esté físicamente perfecto. No tengo datos par analizar este contexto pero sí sensaciones para hablar de los problemas futbolísticos del equipo para ‘responder’.
Siguiendo la teoría de Luis César Sampedro en la que hablaba de que los partidos los ganan “los suplentes”, veo que el Real Valladolid no tiene, actualmente, las herramientas suficientes para responder a lo que le pide el partido. Pese a que los dos goles rivales en la derrota (2-1) en Tenerife puedan hacer pensar en un mal estado físico por cuando se producen, yo veo una carencia de juego, variantes y posibilidades de juego.
Falta de respuestas
Sin saber las cargas o los estados físicos, en el Heliodoro Rodríguez López yo sí vi un equipo que no supo qué hacer tras el gol de Sandro Ramírez. Se vio por delante en el marcador y no supo responder. Tampoco supo qué hacer en determinadas fases de los últimos partidos. En el empate (1-1) ante el Valencia CF, el Pucela no supo ‘jugar’ los últimos minutos. En el empate (0-0) en Pamplona, al equipo se le hizo el encuentro largo. No tuvo las mismas respuestas ni posibilidades que el rival.
No son los únicos casos. Por norma general, al equipo de Sergio González se le hacen los encuentros largos y creo, honestamente, que no es por una cuestión física o por una mala preparación de la parcela. Yo veo carencias de juego en el equipo. En Pamplona, sin ir más lejos, la preparación del duelo fue muy buena. Sergio dio con la clave para hacer frente al CA Osasuna y potenciar las fortalezas del equipo pero, con el duelo avanzado, los navarros supieron responder mucho mejor que los pucelanos a las realidades del encuentro.
En la propuesta, Sergio es bueno. Sabe sacar rédito al potencial de su equipo pero, con el paso del duelo y el cambio de vertiente en él, los blanquivioleta sufren mucho. No tienen respuestas y no encuentra soluciones, haciendo que los partidos parezcan más largos de lo que marcan los 90 minutos de juego.