Después de la salidas de Anuar Tuhami, Luismi Sánchez y Andriy Lunin, el Real Valladolid ha confirmado la marcha de Jorge de Frutos. El extremo segoviano deja el estadio José Zorrilla para llegar al Rayo Vallecano en un movimiento que debilita y mucho las cualidades ofensivas del equipo de Sergio González. La realidad es que esta salida me recuerda, y mucho, a la marcha de Leo Suárez la pasada temporada. Un movimiento que puede parecer insignificante pero que potencia las actuales carencias de juego del equipo.
Si ya en la temporada pasada la salida del argentino debilitó mucho las opciones del equipo en sus necesidades y carencias ofensivas, esta temporada se repite la historia. Hace un año, y tras la llegadas de Pablo Hervías y Sergi Guardiola, Sergio seguía necesitando un jugador que leyera el juego entre líneas. Ganando en profundidad exterior y en presencia en el área rival y en los contragolpes, el Pucela necesitaba un pase final y una buena lectura en campo rival. Esa función la daba muy bien Leo Suárez pero el jugador optó por su salida y ni el Club ni el entrenador supieron hacerle ver que podía ser importante, como ya lo había sido.
El argumento ante las salidas
En el Real Valladolid, ante esta avalancha de salidas, se está escuchando aquello de “no queríamos su salida” pero “atendemos la petición del jugador”, como con Leo Suárez. Ha ocurrido ahora con Andriy Lunin y Anuar Tuhami y regresará con otros jugadores ante esta masiva operación salida. Jorge de Frutos puede ser una de esas próximas citas.
Siendo en parte, y sólo en parte, cierta esta afirmación, la petición de salida de un jugador siempre va en relación a ser o sentirse importante y relevante en el equipo. Jorge de Frutos no lo era hasta este mes de enero pero, aún con ello, su salida es un error mayúsculo. Lo es porque un extremo veloz y de espacios nunca jamás sobrará en un equipo con problemas en campo rival.
El Real Valladolid actualmente no tiene muchas ideas en ataque. Ni ante presupuestos superiores ni ante un Segunda B. Los delanteros viven muy alejados de la zona de influencia y o de la conexión con el centro del campo y, en ocasiones, son islas con las que no se conecta ni con juego directo.
Así, un extremo de carril, veloz y que gana espacios, terreno y espaldas a los rivales nunca sobra. Jorge de Frutos era una variante muy útil para sacudirse la presión rival y el agobio de determinadas fases del partido y, a la vez, una alternativa para generar sensación de peligro. Tristemente, el Real Valladolid renuncia a ella y lo hace por no potenciar su explosión en los momentos en los que ha podido y por no hacerle ver que era un jugador importante para limar las carencias del equipo. Su petición de salida llega ya después.