El Real Valladolid se clasificó para la tercera ronda de la Copa del Rey tras un pobre partido en Marbella. El equipo de Sergio González mostró todas sus carencias en un partido que tira por tierra todos los argumentos y, sobre todo, las excusas utilizadas esta temporada. Ante un equipo de Segunda B, los pucelanos vivieron momentos duros y complicados porque están en un mal momento de juego y confianza. En un encuentro para mostrar potencial y liberar al vestuario valió ver que Sergio sólo confía en unos pocos y que el equipo está en caída libre de juego, confianza, propuesta y respuesta.
¿La peor imagen de la temporada?
El partido terminaba y el duelo del Real Valladolid estaba muy por debajo del resultado cosechado. El equipo se había clasificado, sí, pero de qué maneras. Maniatado, en fases, por un equipo de Segunda B y tras un final de partido ridículo, un inicio triste y una pobre evolución. Sin credibilidad, el Pucela se fue de Marbella con la clasificación pero con la sensación de que habían firmado el peor partido de la temporada. ¡El peor!
Con un listón muy bajo tras las últimas semanas, el equipo empeoró su situación con un duelo en el que se potenciaron todas sus carencias. Sin velocidad de juego, sin automatismos ofensivos, sin contundencia defensiva y sin equilibrio, el Pucela expuso todas sus limitaciones. ¡Todas! Sin excepción, y en este caso no había excusas ni condicionantes. Estaba la única realidad del Real Valladolid más pobre de la temporada. Entre todos los problemas del duelo, destaca, también, la gestión del banquillo de Sergio. El entrenador blanquivioleta vio peligrar la eliminatoria y señaló a diferentes jugadores. Sustituciones significativas que aumentan las diferencias entre titulares y suplentes y que muestran la poca confianza y credibilidad de algunos futbolistas que están en un rol tan secundario que invita a pensar en más salidas de las esperadas y preparadas.
Impropia prórroga
Con un ojo en el mercado, el Real Valladolid se volvió de Marbella con un tiempo de prórroga impropio de un equipo de Primera. Tras empatar en el tramo final del duelo, los 30 minutos de prolongación se presuponían pucelanos. La inercia del empate, la fuerza de la categoría y la mayor calidad presagiaban un Pucela convincente, pero nada más lejos de la realidad. La propuesta y la respuesta blanquivioleta a los 30 minutos adicionales confirmó que el del Marbella fue, pese a la clasificación, el peor duelo pucelano de la temporada.