El nuevo formato de la Copa del Rey deja posibilidad de grandes sorpresas pero, también, de necesarios análisis. La categoría del rival marca muchos adjetivos pero, también, obliga a grandes y sosegadas lecturas. No se debe ampliar en exceso el elogio por la categoría del rival pero tampoco se debe menospreciar las oportunidades que tengan esos jugadores en cuestión. En el Real Valladolid, por ejemplo, el estreno de muchos jugadores y la apuesta por futbolistas del filial marcó una clasificación copera que no deja sentencias pero sí importantes detalles que no se pueden dejar pasar para el futuro a corto plazo del equipo.

Credenciales
El Tolosa CF ya no es que sea un equipo de Tercera división es que es un club que acaba de subir a ella. Vive un momento álgido de su historia y en él se enfrentó al Real Valladolid, un visitante plagado de suplentes e integrantes del Promesas. Con estos condicionantes, el equipo de Sergio González se clasificó. Lo hizo sin alardes pero sin sustos. Hasta ahí, todo normal. El duelo siguió el camino esperado.

La lógica se impuso sobre el césped y, ahora, debe destacar en los análisis. El partido del Real Valladolid tiene los condicionantes claros de la previa pero vivido el duelo, éste debe dejar una lectura positiva. Entendiendo quién era el rival y cómo transcurrió el partido, el análisis debe ser sosegado pero realista. Ningún jugador blanquivioleta, ni Álvaro Aguado, se han ganado ser titulares en el duelo liguero ante el Valencia CF.

El resultado no debe cambiar el roles pero sí dejar una sensación y un regusto de que el equipo tiene una segunda línea con unas condiciones determinadas. El potencial de Roberto Corral, la asociación y las transiciones de Miguel de la Fuente, el estilo diferente y necesario de Álvaro Aguado para el centro del campo, la profundidad de Jorge de Frutos y la fuerza y contundencia de Luismi Sánchez son credenciales para sumar al viaje a Tolosa más allá de una clasificación copera ante un rival de Tercera división.