La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Táctica Pucela

El mayor problema de juego en el Real Valladolid

La actualidad el Real Valladolid se vuelve a centrar en el aspecto ofensivo y en la poca claridad que el equipo de Sergio González tiene de cara a puerta. Cuando la mayor deficiencia y problema pucelano parece ser el gol, para mí la mayor carencia blanquivioleta está en la lectura que hace, o que no le dejan hacer, de las transiciones. No es un problema nuevo pero si una limitación que está creciendo en las últimas semanas y que paraliza una posible respuesta. Sin alternativas de juego, el equipo se muestra débil y sin fuerza para hacer frente a las realidades que se encuentra en los partidos. Así se explica el poco, pobre y débil bagaje ofensivo.

Una opinión cortada
Este verano tenía la certeza de que el Real Valladolid iba a realizar otra propuesta futbolística esta temporada. Estaba convencido que, mejorando la plantilla como creo que se hizo, Sergio iba a proponer otro juego. Con una base similar pero con ciertos detalles que iban a hacer que el equipo viviese más en campo rival.

Entendía que el Pucela se atrevería a algo más. Ya tenía experiencia y ya sabía dónde estaba. Era momento de tener algo más, pero no. Mi opinión ha quedado cortada por una realidad que es muy similar a la de hace un año. Se parece mucho pero ya se han inyectado matices en el análisis. Los problemas ofensivos ya no tienen nombre propio. Los culpables del poco y débil bagaje de ataque ya no son Enes Ünal y Duje Cop, como el año pasado. Ahora, por fin se entiende que es el estilo el que quema a estos jugadores. La poca presencia ofensiva del equipo genera que el equipo tenga pocas oportunidades y que, en muchas ocasiones, estas sean pobres y débiles porque se generan en inferioridad numérica. El Real Valladolid llega con pocos jugadores a campo rival y no es un problema de gol, es una carencia en la creación de ocasiones y de poca claridad en las transiciones ofensivas. Todo igual o muy similar al año pasado.

A finales de noviembre de 2018, en estas mismas líneas, aseguraba que el equipo de Sergio González tenía problemas para “correr en ataque”. La situación me llevaba a cuestionarme si la carencia del equipo era de gol o de creación de ocasiones. En aquel momento tenía dudas. El asentamiento del equipo en Primera división estaba siendo costoso y los jugadores debían encontrarse. Ahora, un año después, y viendo que los problemas son los mismas, cierta rotundidad me invade para decir que no es una cuestión de gol. Es de creación.

Transiciones frenadas
El Real Valladolid quiere vivir seguro y fiable en su campo para, después, contragolpear, y tener opciones claras de gol. Sergio González no quiere errores en su equipo y sí potenciar los que tenga el rival. Con todo, el Pucela centra mucho de su éxito ofensivo en los contragolpes. En el fútbol moderno, el juego pasa por las transiciones y la lectura que hay en los tres segundos que se viven tras el robo. La claridad que exista en este tramo es determinante y el Real Valladolid no la está teniendo.

Los de Sergio González tienen tan pocas opciones de salida tras el robo que las carencias saltan. La ‘victoria’ de uno de los dos delanteros obliga a un pase de seguridad que agradecen los rivales para replegarse. Casi de la misma forma ocurre cuando se roba en el centro del campo. Los dos puntas reciben el pase para la transición en inferioridad. Además, el Real Valladolid se está encontrando con el plan de contención del rival.

Tanto Real Sociedad como Sevilla FC y como, previsiblemente, el Getafe CF, saben qué hacer. La consigna principal es evitar las transiciones del rival. Las pocas opciones de claridad del equipo cuando roba y tiene opción de generar superioridad son cortadas. El guión de Sergio González ha sido estudiado por los rivales y los últimos dos duelos en Zorrilla demuestran cómo hacerle frente a esta propuesta.

Limitando esas opciones de correr y cerrando al Real Valladolid en campo propio y obligándole a que el pase de seguridad sea siempre hacia atrás, el equipo se topa una y otra vez con el muro rival. Sin opciones de contragolpear, el equipo paga la inferioridad numérica que tiene en el centro del campo y que le hace estar siempre a merced de la propuesta rival. Con todo, el mayor problema del juego pucelano no es el gol ni, posiblemente, la carencia de ideas para crear ocasiones en situación elaborada. El principal problema son las transiciones y la poca fuerza que tiene en los últimos partidos. Sin ellas, no hay respuesta.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte