La situación de Sandro Ramírez no cambió tras el gol que anotó en la victoria (3-0) ante el RCD Mallorca pero, posiblemente, sí tras el empate (0-0) ante la Real Sociedad. Tras el duelo ante el equipo bermellón, y en él, se vio al mismo jugador. El nerviosismo marcaba el estilo de juego de un futbolista que no se atrevía a encarar y que no tenía la confianza de buscar la individualidad o el regate. Las últimas temporadas han marcado a un delantero que ante su ex equipo demostró de todo lo que es capaz. Su fútbol técnico, de transiciones y de cambios de ritmo tuvo una buena confirmación ante el equipo donostiarra, pese a no marcar gol.
La gran noticia del domingo
El empate ante la Real Sociedad no me gustó. Pese a que Sergio González quiso dar como bueno y “positivo” el punto, éste no me dejó grandes sensaciones ni regustos. A nivel global, el Pucela estuvo a merced de lo que quiso el equipo de Imanol Alguacil y no en su propuesta. Es cierto que en la segunda parte hubo detalles que igualaron un duelo que en los primeros 45 minutos estuvo muy desequilibrado y fue, en gran parte, por la actuación de un Sandro Ramírez que asumió galones, peso y determinación.
El Real Valladolid consiguió enganchar con el delantero y el ‘20’ mostró su mejor cara. Saliendo de zona para recibir, en acciones de construcción, liderando las transiciones ofensivas, asistiendo en el último cuarto de campo… Sandro se esforzó, como siempre, por dar su mejor nivel pero con la salvedad de que, en esta ocasión, ese esfuerzo sí sirvió para ver su mejor cara de la temporada.
El de la Real Sociedad es, sin duda, el mejor duelo del grancanario desde que llegó al Estadio José Zorrilla. Tratándose del jugador ofensivo diferencial para la propuesta de Sergio González, el partido deja un poso importante e ilusionante porque en este duelo sí se vio al jugador que puede llegar a ser Sandro. Atreviéndose a encarar y buscando jugadas individuales, el Real Valladolid da, por fin, con la mejor versión de un jugador que hasta este duelo siempre había dejado la sensación de falta de confianza y elevado nerviosismo.
En muchas ocasiones, a la hora de analizar qué juego tenía Sandro la idea que me ofrecía era la de un futbolista que no quería el contacto con la defensa. No se atrevía a buscar individualidades porque estas obligaban a buscar la pelea con el rival. Sin confianza, Sandro participaba del juego pucelano pero siempre con acciones rápidas y sin una elevada exigencia. El gol ante el RCD Mallorca lo demuestra.
Atrever y poder
Pese a la brillantez y la fuerza del golpeo, en él se ve a un jugador que no quiere buscar al rival ni potencia una acción que le invite al disparo. En ese gol se ve a un Sandro con calidad para el golpeo pero sin confianza. Su tanto llegó casi más por un error y un repliegue de los bermellones que por una acción peligrosa suya. El gol es elogiable, no hay duda, pero la acción que le lleva a él, no.
Ante la Real Sociedad no estuvo el gol pero sí todas las acciones que le pueden llevar a él. Creyendo que el análisis de la temporada de Sandro Ramírez debe estar mucho más enfocado al rendimiento y jugo que dé al juego que a los goles que anote, la credibilidad del futbolista creció exponencialmente este domingo ante la Real Sociedad. En juego, calidad y credenciales, Sandro demostró qué puede sumar porque, por fin, se atrevió a encarar. Atrever y poder, dos términos que han cambiado en el futbolista.