El Real Valladolid defiende muy bien y por ello ha encajado 17 goles en 13 partidos. Entendiendo que la teoría de la manta existe sólo en los análisis, la exigencia ofensiva señala al jugador más importante del frente ofensivo: Sergi Guardiola. El ‘7’ es el delantero más importante para Sergio González y en las últimas semanas se encuentra sin chispa ni acierto. Tras el ilusionante inicio de temporada realizado, la realidad del jugador es cuestionable y el análisis está la duda de saber por qué y qué provoca este innegable momento.
Exceptuando los goles
La temporada pasada no es que Sergi Guardiola llegase y cumpliese en el Real Valladolid sino que el de Jumilla cambió al equipo. Miguel Ángel Gómez encontró en el mercado todo lo que necesitaba el equipo. El ex del Getafe CF se definió como la cura a muchos de los problemas ofensivos del equipo. Llegó, fue titular y nunca perdió el peso protagonista porque daba al equipo todo lo que éste necesitaba. Se ganó la aprobación, de la misma forma que en este inicio de temporada. Jugase con quien jugase, el ‘7’ rendía y el compañero, también.
El inicio de la presente campaña dejó una buena versión del jugador, aquélla que ahora ha perdido. Si bien los tantos ante el Real Betis y Real Madrid no fueron lo mejor del jugador en las primeras jornadas, el tanto ante la Sociedad Deportiva Éibar tampoco cambia el análisis sobre un delantero que no está bien. Es obvio que Guardiola no está a su mejor nivel. Es tan claro que Sergio ni lo esconde. No niega la realidad de un jugador al que ha sustituido en tres de los últimos cinco partidos cuando la temporada pasada lo cambió sólo en dos.
La sustitución de Vitoria lleva a pensar que su suplencia en un duelo inminente está en el ambiente. Sergio quiere recuperarle pero parece que no sabe cómo. Si bien en otros jugadores, como Óscar Plano, sí sabe cómo hacerlo, con el ‘7’ está siendo mucho más complejo porque no sabe o no encuentra dónde está la raíz del problema. Iniciando, obviamente, por una connotación futbolística, la realidad no es que el jugador no esté bien sino que no es el de la temporada pasada.
Cuestiones… sin respuesta
Sergi Guardiola no está al nivel de la pasada campaña. Es innegable hablar de un bajón en las prestaciones del jugador y la cuestión, ahora, es saber por qué. ¿La inercia de la llegada en invierno fue el motor de su gran aportación la pasada campaña? ¿La necesidad por demostrar que el Getafe CF se había equivocado y las ganas de reivindicarse motivaron a un jugador que, ahora, puede estar mínimamente relajado? ¿Más allá del ritmo competitivo, Sergi Guardiola estaba en un mejor tono físico la temporada pasada?
Las cuestiones sociales pueden ser claras y, quizás, incompresibles en una situación en la que el fútbol aparece. ¿Puede haber cambiado su juego esta temporada? ¿Las demandas que se le piden son diferentes ahora que hace unos meses? La pasada campaña el juego de Guardiola era con visión hacia la portería rival. Estaba siempre perfilado para atacar y dar una opción ofensiva o de contragolpe al equipo. Quizás esta temporada las demandas son diferentes y es por ello que el jugador está bloqueado.
Un futbolista, y más un delantero, se puede bloquear con cierta facilidad. Los criterios de exigencia y examen son diferentes incluso para los propios protagonistas, aquéllos que pueden estar condicionados en su juego por molestias desconocidas en el exterior o por temas personales. Sea por un motivo, por otro, o quizás, por todos, la realidad es que Sergi Guardiola no es el mismo del año pasado y su suplencia se empieza a valorar en el entorno blanquivioleta, algo impensable durante la pasada campaña.