El Real Valladolid suma un nuevo punto para su casillero con un triste partido en San Mamés. La debilidad del juego no fue sólo del equipo de Sergio González sino del encuentro en general. Un duelo marcado por los errores de unos y de otros dejó un empate con una doble lectura pero con una sensación que deberá confirmarse con el transcurrir de los próximos encuentros. Sumar en un mal partido es positivo pero hacerlo ante un rival que tampoco muestra su mejor versión, resta éxito, que no mérito, a la victoria. Por ello, los próximos envites del Real Valladolid mostrarán la lectura que debe hacerse del quinto empate de la temporada.
Dos dudas importantes
Finalizado el encuentro en Bilbao la lectura del empate del Real Valladolid era compleja. ¿Es bueno o es insuficiente el punto? ¿En contexto resultadista y de juego se puede estar contento con el rendimiento del equipo en el Nuevo San Mamés? Estas fueron las dos primeras preguntas que me vinieron y me siguen viniendo a la cabeza para analizar el partido del equipo de Sergio González.
Teniendo claro que el juego sólo se movió en los momentos en los que el rival falló, muestra de la falta de claridad y de nula capacidad creativa de ambos, el empate deja un regusto muy agridulce que sólo se podrá esclarecer entre lo agrio y lo dulce con el paso de las semanas aunque, posiblemente, ni con ello. Después del pobre bagaje vallisoletano en Bilbao, cuando en el gol ningún jugador pucelano llega a rematar el balón, el punto es bueno. Sumar con tan poco rédito es un éxito pero también una muestra de lo cerca que pudo estar la victoria.
Si con nada se sumó, con un plus se hubiera conseguido poner contra las cuerdas al Athletic. En este punto es donde queda por saber si el empate es bueno, suficiente o gratificante. Una victoria ante la SD Éibar multiplicará el valor de la igualada aunque podría aumentar el lamento de una oportunidad perdida ante un Athletic sin ideas ni claridad ante un Real Valladolid equilibrado. Sabiendo qué partido había,los fallos defensivos e individuales del equipo de Sergio dieron oportunidades al rival, igual que fue éste el que ‘regaló’ el empate.
Justo empate
En un encuentro tan pobre en creación, ocasiones y sensación de peligro, lo de ‘reparto de puntos’ es la afirmación más justa y realista pero, también, puede ser la más lamentada con el paso de las jornadas. La sensación de oportunidad pérdida para conseguir una victoria de renombre estuvo en el ambiente pero el equipo no supo hacerse con ella pese a mostrar una versión más ofensiva y ambiciosa con el doble cambio realizado. Con Jorge de Frutos y Pedro Porro el equipo tuvo inercia para remontar pero, al final, y ante la racanería de ambos, el empate es justo. La grandeza o pobreza del punto se probará en unas semanas.