Miguel Ángel Gómez es director deportivo del Real Valladolid 365 días al año y 24 horas al día. Puede parecer algo redundante pero es su estilo, aquél que no existe entre todos los de su gremio. El andaluz, desde un estilo presencial y colaborador con el entrenador, va a ser un punto determinante para que Sandro Ramírez termine dando con su mejor versión. El grancanario, que ha convencido tras sus primeros minutos de blanquivioleta, muestra detalles de ansiedad y necesidad de gol. Todos ellos se curarán con el tiempo, el trabajo, el acierto… y la confianza del que más apostó por cerrar un fichaje que no ha marcado en los dos últimos años.
Gustosos 235 minutos iniciales
Pasadas siete jornadas y pese a estar fuera de dos de ellas por lesión, nadie duda en el entorno blanquivioleta del potencial de Sandro Ramírez. El delantero ya es visto como un jugador único y diferente en la propuesta y posibilidades de Sergio González. Se le ve como un jugador diferencial en las exigencias del equipo. Tiene de todo, menos gol. Hasta la fecha, y tras 235 minutos, el grancanario ha convencido por cómo hace su juego y sólo le falta rubricarlo con un gol, aunque quizás éste no sea el detalle más importante.
Sobre el Estadio José Zorrilla se está convencido de que con un gol se abrirá el tarro de las esencias de un delantero diferente. Después de sus dolorosos registros como goleador de las últimas dos temporadas en España, es innegable confirmar o ver que el jugador vive en una situación de estrés competitivo elevada. Se le ve con cierta ansiedad y sin quitársela no podrá mostrar todo el fútbol y juego que lleva en sus piernas.
Sandro debe confiar en él, mostrar de qué es capaz y recuperar así todo el juego que tiene uno de los atacantes más diferenciales que han pasado por la cantera del Fútbol Club Barcelona en la última década. Su peso en el juego se aprecia ya de forma continuada. Su facilidad para buscar puerta y poner en aprietos al rival, también. ¿Con todos estos credenciales, qué le falta además del gol? Ser constante y entender y exprimir ese peso en el juego que ya tiene, por encima de uno, dos o tres goles.
Una visión a largo plazo
El problema principal que puede tener Sandro Ramírez no es vivir sin gol es perder la compostura o la buena lectura de su juego por no ver puerta. En un equipo con tan poca exigencia ofensiva, todo lo que pueda sumar un jugador siempre es bienvenido y, en muchas ocasiones, determinante. Por ello, Miguel Ángel Gómez tiene la tarea de hacer ver que la temporada de Sandro Ramírez no pasa sólo por los goles o por cuándo llegue ese primer gol, ni, tan siquiera, porque ese primer tanto suscite una mejor versión del jugador.
En un equipo en el que la fuerza no está en la calidad individual sino en la fuerza y cohesión grupal, como tantas y tantas veces ha repetido Sergio González, todo lo que se salga de la media es bien recibido pero no dentro de una exigencia de goles sino de puntos diferenciales en el juego y en la propuesta.
Sandro aporta conceptos y movimientos que el Real Valladolid no tiene. Por ello es importante recuperarle pero a medio y largo plazo y siempre desde un análisis de que su juego es mucho más que los goles. Sandro es fuerza, transiciones, balón parado, segundas jugadas… Por ello, en ver y analizar que su temporada va más allá de llegar o superar los 10 goles, estará un éxito del que, sin duda, participará Miguel Ángel Gómez.