El fútbol son detalles y más en la élite. Con ellos se puede ganar y se puede perder. Depende de cómo te salgan esas puntualizaciones del juego y, en parte, de cómo los ataques. Son pequeños gestos futbolísticos que te llevan a la victoria y a la derrota y, en muchas voces, al éxito o al fracaso. Siendo el inicio de temporada, al Real Valladolid se le pueden pedir muchos gestos pero la gran mayoría deben ser en relación al cómo los busca Así, los pucelanos gestionaron muy bien su actual evolución para regresar a la esencia de este Pucela.
Acción y reacción
Nunca he creído en los entrenadores “con flor” ni, por supuesto, en la suerte. En el fútbol creo que todo tiene un término concreto y un por qué obligatorio. En contexto blanquivioleta, no creo que Sergio González haya tenido suerte pero sí que desde su llegada al Real Valladolid todo le ha ido de cara. Él mismo lo cree y así lo ha asegurado en varias ocasiones. Los detalles siempre le han sonreído porque tanto el entrenador catalán como su equipo han estado y están más preparados para responder que para proponer. El fútbol ha dejado varias oportunidades al Pucela de Sergio y éste las ha aprovechado.
Al Real Valladolid le cuesta comenzar la batalla y no tiene fuerza para mantener su principales argumentos pero desde un prisma secundario es determinante. El plan del Pucela de Sergio siempre ha sido esperar y construir desde la propuesta rival. En las últimas semanas le había costado e, indudablemente, se había quedado sin respuestas, todo lo contrario del partido en el RCDE Stadium.
Ante los pericos, y pese a que el propio entrenador habla de un buen inicio pucelano de cinco o siete minutos, el rival fue superior en la propuesta. Tácticamente el RCD Espanyol supo qué hacer mejor que el rival pero los detalles y los puntos diferenciales fueron dominados por el Pucela. El Real Valladolid tuvo el don de la ubicuidad. Supo dónde estar en cada momento. Entendió bien el encuentro y las exigencias y evoluciones de éste. Así, y con un penalti, rompió la igualdad.
Qué, cómo… y dónde
Más tarde, y cuando parecía que el Pucela comenzaba a acogotarse, Sergi Guardiola buscó las cosquillas a Fernando Calero y el Pucela aprovechó la superioridad numérica para cerrar el partido. En sensaciones y dominio, el partido era ya blanquivioleta antes de que Óscar Plano hiciese el segundo tanto. El juego era pucelano porque Sergio González consiguió recuperar la esencia que le ha hecho grande en Valladolid.
Controlando los detalles y las diferencias, la batalla fue blanquivioleta y la victoria viajó hasta tierras pucelanas de forma merecida. Sin una gran evolución en el juego y sin cambios bruscos, el Pucela volvió a su punto de partida. Dónde se encuentra cómodo y desde dónde sabe actuar.