Sergio González señalaba este lunes en la comparecencia previa al duelo ante el Granada CF la poca realidad que existe en el entorno. Para el barcelonés se está siendo inconsciente de la verdad del equipo. Basándose principalmente en el criterio económico, Sergio vuelve a pedir un ‘perfil bajo’ para su equipo. El argumento, lejos de ser una justificación para liberar al equipo de presión y exigencia, parece una medida para poner la venda antes de una herida que, quizás, él ve cercana. Sus declaraciones dejan tintes de conformismo sobre un equipo al que parece estar prohibido exigirle. Pese a la indudable mejora que ha vivido la plantilla este verano, confirmada por él mismo, Sergio quiere seguir viviendo en los mismos patrones de exigencia.
¿Quién es este Real Valladolid?
En el fútbol lo más importante es saber quién eres. Conociendo tus virtudes y tus limitaciones el crecimiento es innegable. El problema está en creerse quien no se es, en cualquiera de los dos sentidos. Tan malo es el exceso de ambición como la carencia de motivación y ganas de crecimiento. En el fútbol, en muchas ocasiones, pasa lo primero. Se desconoce la realidad en la que se trabaja y se equivoca el discurso y el camino.
El fracaso así es alto y nocivo para el Club, de igual forma que ocurre cuando se quiere limitar el crecimiento de una entidad o un proyecto y, en parte, ésta es la sensación que me dejan las últimas palabras de Sergio González. El barcelonés parece haber puesto freno a la ambición colectiva. La comparecencia pública del entrenador barcelonés antes de la sexta jornada dejó detalles con doble sentido. Pudiendo interpretar sus palabras como cualquier otro, lo que más dudas me deja es la innegable intención del entrenador de mostrar detalles que desconocemos en el exterior. Dudando de las intenciones de los mensajes, los constantes ‘reproches’ a los periodistas y el fondo del mensaje dejan claro que Sergio González ha querido poner freno a la ambición del entorno.
Éste, equivocada o erróneamente, ha comprado el discurso de que la plantilla es mejor que la de la temporada pasada. Al serlo, la exigencia futbolística puede y debe ser mejor. Al Real Valladolid se le puede pedir más y mejor en resultados y fútbol. No es una cuestión de exceso de ambición o inconsciencia, es la necesidad de encontrar motivaciones futbolísticas. Hasta un límite, sí, pero un techo mayor que el ya cumplido.
Rasgos ambiciosos
Ver mejor al Real Valladolid, creer que se ha mejorado la plantilla y asegurar que hay credenciales para responder mejor de cómo se hizo en la derrota (2-0) ante el Villarreal CF, no quiere decir que se espera que el equipo esté salvado en los meses de febrero o marzo. La ambición no es inconsciencia. El crecimiento del Real Valladolid, aquel que parece evitar Sergio en su discurso, se demuestra con ambición, coraje, evolución y fútbol y en las últimas dos jornadas no ha existido ninguno de estos cuatro rasgos en el juego del equipo.
El Real Valladolid no ha mostrado grandes aspiraciones en las últimas fechas ni en su fútbol ni en las declaraciones de su máximo responsable. Esta táctica puede ser redonda si los resultados salen como la temporada pasada pero se pueden volver en contra del entrenador. Ante una exigencia reducida, el Pucela respondió bien y ante una ambición y un discurso de mediocridad, la sensación de éxito se triplicó. Quizás ahí está la clave de todo este análisis. ¿Desde qué punto se quiere llegar al éxito deportivo? ¿Desde qué expectativa?