El fútbol es una cuestión de ilusión, expectativa y realidad. En estos tres puntos se basa cualquier análisis y es por ello que el empate ante el Club Atlético Osasuna no es positivo para el Real Valladolid. Existía mucha ilusión sobre el partido por el estreno de las reformas del estadio y se habían creado grandes expectativas con el equipo por los primeros encuentros ligueros. Los cuatro puntos obtenidos en las tres primeras salidas de la temporada eran convincentes y tenían una buena prueba de confirmación en el primer encuentro de Zorrilla. Por ello, el resultado pero, sobre todo, el juego, deja en una importante duda la evolución del equipo y la fuerza de los de Sergio para afrontar los partidos de casa y cuestiones exigentes propias de un equipo más hecho.
Experiencia
Uno de los mayores problemas y condicionantes que tenía el Real Valladolid la temporada pasada, dentro de cualquier análisis de sus partidos, era la inexperiencia del equipo en Primera. Los de Sergio González eran o jugadores debutantes o con breves recuerdos en Primera. Desde ese punto se entendían muchas de las respuestas del equipo en los partidos. Pese a que en ocasiones pudiera existir un discurso de mediocridad con el equipo, es cierto que el Real Valladolid de la temporada 2018/2019 adolecía de saber estar en la categoría, algo que ya no vale de excusa para esta temporada. Tras la buena forma de actuación del equipo en el final de la pasada campaña, el Real Valladolid ganó peso de saber estar en los meses finales de la temporada.
Ahora, en el primer partido de casa y sólo en ese, parece que no ha ganado todo ese empaque con fuerza. Tras el empate ante el Club Atlético Osasuna, la realidad blanquivioleta es la de un equipo con dificultades ante las exigencias futbolísticas básicas para un equipo que vive su segunda temporada en Primera división y que ha dado un importante paso en la mejora de la plantilla. El Real Valladolid es, en calidad, posibilidades y activos, mejor que el de la temporada pasada y es por ello que no puede asumir como buenos empates como el firmado en el estreno en el Estadio José Zorrilla.
Sin ideas con balón pero haciendo un encuentro amplio, de ocasiones y muchos espacios, el Pucela perdió credibilidad tras el buen inicio liguero. Los de Sergio perdieron cierta de su compostura ante la realidad de que al equipo se le puede pedir y exigir mucho más de lo que se le hace.
El cambio de Sergio
Con todo, y como siempre, es importante preguntarse por qué. Así se encuentran todas las respuestas o, al menos, cierra muchos círculos sobre los que tiene que trabajar el equipo. En el análisis del partido Osasuna la duda principal está en saber cómo se encuentran determinados jugadores y entender si son ellos los que generan inestabilidad en el juego del equipo en esos cambios, mejoras o evoluciones que, indudablemente, busca Sergio, el mismo que ha cambiado el discurso de sus análisis.