Los propios jugadores del Real Valladolid ya lo confirmaban durante la semana. Para puntuar en un lugar como el Estadio Santiago Bernabéu y ante un rival como el Real Madrid se tenían que producir diferentes detalles y circunstancias que, por fortuna del juego y convencimiento del equipo de Sergio González, se dieron. Nuevamente, el equipo blanquivioleta aprovechó las oportunidades que le surgieron. Las opciones estuvieron sobre el césped y el conjunto vallisoletano no dudó en hacerse con ellas. En un encuentro muy similar a los que viene firmando el Pucela de Sergio desde la llegada del entrenador, el equipo supo ser práctico y llevar el partido vivo hasta los minutos finales. Donde el año pasado se perdió en el mismo lugar y ante el mismo rival, en esta ocasión se consiguió obtener un merecido rédito. Por lo creado este año y por el pasado.
Sensación de venganza
¿Cuántas veces verían Sergio González y Diego Ribera el partido de la temporada pasada en el Estadio Santiago Bernabéu para la preparación de la nueva visita? En aquel duelo el Real Valladolid fue mejor que el Real Madrid pero perdió. El equipo quiso ser atrevido, ir de cara y casi lo consigue. Tristemente, se llevó un duro mazazo tras perder el encuentro en el tramo final del partido. Por ello, posiblemente, la segunda visita al estadio del Real Madrid tuvo un cambio importante en la idea del cuerpo técnico.
Si la temporada pasada, Sergio quiso ir a un partido de aciertos, aprovechando el momento de dudas y crispación del equipo blanco tras la reciente destitución de Julen Lopetegui, esta vez quiso ir a por un encuentro marcado por los errores. Cambió su idea. Ante un Real Madrid dubitativo y adormilado como el actual, el Real Valladolid quiso jugar a la penalización de los errores y lo consiguió. El ejemplo del gol blanquivioleta es definitorio de lo que se propuso y, a la vez, de lo que se consiguió.
El error del Real Madrid en la salida de balón existe, es innegable, pero el aprovechamiento del equipo blanquivioleta sobre él, también. La oportunidad estuvo sobre el césped y los de Sergio no dudaron en exprimirla porque, desde la llegada del entrenador catalán, así se ha definido el equipo. El aprovechamiento de las oportunidades y la practicidad del juego y los planteamientos se está llevando a la máxima potencia.
En esta ocasión la magnitud y la fuerza del punto son altas y lo son por el lugar donde se consigue demostrar el rendimiento del equipo vallisoletano. Con un planteamiento o con otro, la realidad es que los pucelanos consiguen no perder nunca la cara al duelo ni a sus posibilidades. Siempre saben responder a las diferentes circunstancias y oportunidades que aparecen en el terreno de juego. El equipo está preparado y capacitado y, además, ahora mínimamente experimentado.
Un error generado y aprovechado
La excusa del presupuesto ya no existe y la de la inexperiencia en la categoría, tampoco. Ésta última está desapareciendo sobre un grupo que no ha cambiado en exceso y que tiene la memoria muy fresca. Por ello nadie dudó en comprarle el planteamiento del partido a Sergio González. El recuerdo del Bernabéu para este grupo fue el de una derrota injusta y una sensación de venganza que se apagó aprovechando, con el gol de Sergi Guardiola, el error del Real Madrid que el Real Valladolid supo generar para, después, utilizarlo.