El fútbol no conoce la exactitud y una misma realidad tiene enfoques muy diferentes. Lo movimientos que debe realizar el Real Valladolid para cerrar su plantilla son el último ejemplo. Con el avance de la pretemporada las opiniones que aseguran que el equipo de Sergio González necesita un centrocampista «ofensivo» o «creador» han crecido. Las limitaciones y carencias del equipo para llegar a campo rival y, sobre todo, para ser incisivo en los últimos metros llevan a entender que la necesidad de firmar a un jugador como Míchel Herrero es determinante, aunque para mí éste no sea el principal problema del equipo sino en otras demarcaciones. La fluidez de juego no está sólo en quién «construye» sino en las opciones que se dan para construir, alimentando así el tema de la necesidad de variar parte del estilo y no centrar todas las miradas en quién lo hace.
El debate veraniego
En mayor o menor medida siempre se está pendiente en la actualidad del Real Valladolid aunque se está de vacaciones. Este verano he estado siempre muy alerta de la actualidad del equipo de Sergio González. Ésta pasa por muchos nombres propios, y más tras la victoria (1-2) en el Estadio Benito Villamarín, pero, sobre todo, por los últimos retoques del equipo. Pequeños ‘detalles’ que pueden ser diferenciales.
Por ello quiero, y más tras la tertulia de Radio Marca Valladolid de este martes, ampliar y detallar aquélla opinión que hice en Twitter hace unas semanas sobre la necesidad de un centrocampista ‘creador u ‘ofensivo’. Lo busco porque el duelo ante el Real Betis ha confirmado la sensación que, personalmente, yo tenía: el problema del Real Valladolid no está en el centro del campo. Pasada ya la primera jornada, el Real Valladolid no tiene ese centrocampista “ofensivo” o “creador” que tanto parece necesitar el equipo. Partiendo de que los rasgos futbolísticos que conllevan tales etiquetas para un jugador son muy subjetivas, considero que el principal problema del equipo de Sergio González no está en el centro del campo, el cual ya tiene varios jugadores sino en el concepto y en el estilo de juego de los pucelanos.
Contando con el innecesario overbooking que se podría producir en el centro del campo con la presencia de Míchel Herrero, Fede San Emeterio, Rubén Alcaraz y Anuar Tuhami, como fijos, la duda de Álvaro Agudo y el perfil secundario desde el Promesas de El Hacen, el Real Valladolid no taparía con un jugador de llegada a campo rival los problemas que tenía el año pasado y que no solucionó en Sevilla. En el verano y en el debut se ha visto que las limitaciones del equipo son similares a las de la temporada pasada por el estilo de juego del equipo.
Una cuestión de estilo
¿Sergio ha sacado rendimiento a todo lo que tiene? ¡Y tanto! Pero una realidad no elimina una sensación y exigencia. Es dentro del estilo propuesto por el entrenador desde donde están los problemas que se quieren curar con un jugador que yo veo innecesario. El entrenador catalán sabía qué problemas, limitaciones y fortalezas tenía su equipo el año pasado. Por ello quiso hacer fuerte a su equipo en campo propio. De esta forma, el Pucela defendía y trabajaba en campo propio con superioridad pero atacaba y vivía en campo rival con inferioridad. En Sevilla, condicionado por la expulsión verdiblanca, el análisis fue similar.
¿Por qué Sergi Guardiola ‘hizo’, como así se entiende, bueno a Enes Ünal el año pasado? Por el acompañamiento que le proporciona en la zona más ofensiva. Con el ‘7’, el turco ya no estaba sólo y en los últimos meses tenía un acompañante entre líneas. Esa tarea sólo supo darla Leo Suárez en un momento determinado de la temporada. Por ello, los problemas que el Real Valladolid ofreció la pasada temporada son y serán parecidos a los que puedan llegar si no se produce un pequeño cambio o evolución en el estilo.
Sergio y sus ayudantes buscarán una «vuelta de tuerca», como el míster aseguró en Sevilla, al juego del equipo pero dentro de los patrones reales de su estilo. Marcadores bajos, pocos errores y acciones de contragolpe estarán fijos en el juego de un Pucela que se muestra contento con el frente ofensivo. Ahora toca explotarlo, potenciarlo y detallarlo porque pese a la evolución creada, las limitaciones son similares. El equipo vive con poca gente en campo contrario, acumula mucha presencia en zona interior y sorprende poco con el juego exterior.
Sin presencia de un jugador vertical zurdo, el Real Valladolid puede verse en muchas ocasiones encerrado en su estilo. Los de Sergio González tienen opciones y alternativas pero, también, limitaciones. La amplitud y la velocidad del juego son carencias en el frente ofensivo, aquéllas que no se curan con la presencia de un «creador» sino con la creación de espacios, el aprovechamiento de estos y la verticalidad del equipo en el último cuarto de campo. Es decir, dando una vuelta al estilo exitoso, está claro, pero, también, mejorable.