El estreno liguero del Real Valladolid 2019/2020 fue en un encuentro muy difícil de analizar. La tempranera expulsión de Yoel Robles marcó un partido en el que los de Sergio González supieron sacar rédito a sus acercamientos al área rival pero, también, en el que mostraron grandes problemas futbolísticos. El juego lento del Real Valladolid, la poca amplitud del frente ofensivo y la escasa lectura realizada a una inferioridad tan larga me llevan a preguntarme sobre el valor de esta victoria. Celebrando los tres puntos es determinante entender, como pidió Sergio en la rueda de prensa, analizar los muchos puntos de mejora del equipo.
Del qué al cómo
Siempre se ha dicho que la pretemporada no vale para entender qué va a ocurrir en la primera jornada y de la misma forma ocurre con el debut liguero. Éste no muestra las opciones del equipo para la temporada regular. Obviamente todo jugador y entrenador quiere comenzar la temporada con victoria pero, después, toca un importante análisis de evaluación del encuentro y en esta ocasión no es nada sencillo. La temprana expulsión del Real Betis condiciona cualquier análisis sobre la victoria pucelana en el Estadio Benito Villamarín.
¿Qué ha hecho bien el equipo? ¿Qué ha conseguido mejorar en relación la anterior temporada? ¿Dónde está la evolución? Estos aspectos futbolísticos deben pesar más que el resultado y es ahí donde surge una nueva cuestión: ¿Qué importa más en una victoria de agosto: el qué o el cómo? En ocasiones una victoria en el estreno liguero lleva a análisis prematuros y a sensaciones que, durante el año, están muy lejos de la realidad.
Por ello es el momento de la cautela. Disfrutando de la victoria pero sabiendo que ésta se dio por unos derroteros muy definidos, para mí lo más destacado es la continuidad en ciertas carencias de juego del equipo. Pese al éxito de la apuesta por Mohamed Salisu, el equipo de Sergio González tuvo deficiencias importantes en su estilo de juego y no por una cuestión de potencial y jugadores inscritos sino de propuesta.
Ante una superioridad numérica tan importante como la que tuvo el Real Valladolid, al equipo le costó mucho no sólo encontrar espacios sino tener las ideas para generarlos. Con mucha presencia en la zona interior y con poca profundidad y presencia exterior, el Real Valladolid se hizo fácil de defender para un Real Betis que llevó, en demasiadas fases del partido, la manija del juego y los tiempos del encuentro.
Tres puntos más; tres puntos menos
Con todo, la duda actualmente está en saber qué peso se le debe dar a la victoria. Asegurando siempre que en los inicios de la temporada la versión resultadista es una visión muy a corto plazo y que a cualquier equipo se le debe exigir un estilo y unas credenciales, el partido blanquivioleta en Sevilla deja sólo tres puntos. Sólo. En la pelea por llegar a los 40 ó 42, el Real Valladolid resta tres pero deja la obligación de la cautela, la tranquilidad y el sosiego. Nada de lo ocurrido en el Estadio Benito Villamarín será definitorio para la temporada 2019/2020, salvo que se entienda bien la victoria y los tres puntos no tapen el fútbol ni el cómo.