¡Qué final de temporada ha hecho Javier Ontiveros en el Málaga CF! Increíble. El exblanquivioleta ha firmado goles y actuaciones brillantes. Ha rendido a un gran nivel, inesperado por sus últimas temporadas y el mismo que casi nadie imaginaba cuando firmó hace 18 meses por el Real Valladolid. Ese «casi nadie» tiene la excepción de Miguel Ángel Gómez. El andaluz creyó en él como cree, ahora, en Sandro Ramírez. Ambos son talentos jóvenes, que tuvieron cotas muy elevadas y que, ahora, necesitan tranquilidad, cariño profesional y paciencia. Valladolid es el lugar para partir de cero. Ontiveros lo hizo, Sandro lo necesita.
Descaro, atrevimiento… y cariño
Y uno más. Miguel Ángel Gómez quiere un Real Valladolid descarado para la temporada 2019/2020. Con Álvaro Aguado y Jorge de Frutos marcaba la tendencia pero con Sandro Ramírez la confirma de forma categórica. Tanto el jienense como el segoviano son jugadores descarados y atrevidos que llegan al Estadio José Zorrilla en una gran oportunidad de comenzar su carrera en Primera. El caso del grancanario es diferente. Todo lo que sus nuevos compañeros deben demostrar, él ya lo ha confirmado, incluso, en Europa.
Pese a ello, el nuevo delantero del Real Valladolid vive una oportunidad similar a la de ellos. Su llegada al Real Valladolid supone una buena opción de regresar a la dinámica de rendimiento que ha perdido en las dos últimas temporadas, la misma que ha facilitado su cesión. Si Sandro hubiera seguido con la inercia adquirida en el Fútbol Club Barcelona y en el Málaga CF, las pretensiones actuales del Pucela serían pocas para él.
Por ello, y en el objetivo de recuperar a ese jugador, está el éxito del Real Valladolid. El futbolista sigue siendo el mismo; la confianza, no y ésta quizás pueda ser la mejor baza del proyecto blanquivioleta. Las últimas dos temporadas han cambiado la visión sobre el jugador. Éste ya no es ese delantero completo, descarado, atrevido y vertical que deslumbró en la temporada 2015/2016 en el Málaga CF. Ahora, las expectativas sobre él son pobres y reducidas. La presión ya no va con él. Se la ha dejado en San Sebastián.
Nuevo punto de partida
Llegado al Estadio de Anoeta para recuperar las pretensiones de años atrás, el resultado fue peor. Le hizo perder confianza, aumentar el estrés y generar un aura sobre él que no le ayuda. Con un gol en los últimos 26 meses, la realidad de Sandro Ramírez es pobre pero su potencial, inmenso. Nadie pierde el fútbol en dos años y ningún jugador que llega a la primera plantilla del Fútbol Club Barcelona carece de nivel para jugar en la élite.
Luis Enrique, un entrenador exigente y sensato, le quiso en el primer equipo culé con todas sus letras. Con ficha y dorsal profesional, el nuevo jugador del Real Valladolid demostró de qué es capaz. Aseguró qué fútbol tiene y cómo lo expresa. Llegó a rozar su techo y crecieron las expectativas y las exigencias. Marcado por aquel año en el Estadio de La Rosaleda, Sandro Ramírez debe tener un periodo de tranquilidad para reiniciarse. El delantero parte de cero y vuelve casi a la situación de 2016, cuando llegó a Málaga. Entonces se sabía que era bueno pero que tenía que demostrarlo. Igual que ahora.