La rueda de prensa de Sergio González tras la salvación matemática del Real Valladolid fue diferente a muchas otras. El catalán se mostró tranquilo, relajado y muy sincero. Atrás quedaron otras comparecencias en las que se le notaba crispado. Aquel fue un momento duro y marcado por la debilidad que existía sobre su figura. Pese a la confianza global que ha existido sobre él en toda la temporada, hubo una fase del año en la que el catalán estuvo muy debilitado. Las dudas eran tan lógicas como innegables. El vestuario y él necesitaban un reseteo que el equipo consiguió firmar después de ver al entrenador, nuevamente, como el gran líder.
Dudas razonables y futbolísticas
El Real Valladolid es de Primera división. El equipo, tras un destacado cambio de dinámica en el tramo final de temporada, ha dado la vuelta a su tendencia y ha conseguido el objetivo de la temporada, aquél que en otras fases de la temporada llegó a parecer imposible. Hubo dudas y, en mi caso, no tanto con el equipo sino con Sergio González. Lo reconozco y creo, sinceramente, que el resultado final no debe eliminar aquello.
El cambio, el reseteo, la mejora o la evolución, llámese como fuera, fue más que necesario. El Real Valladolid y su entrenador se chocaban constantemente con el mismo muro y algo debía cambiar o el descenso estaba muy cerca. El grupo parecía perder confianza en el entrenador y su discurso podría dejar de calar en el futbolista. El catalán, un preparador que ha obtenido mucho rédito como comunicador, confesó en cierta manera en Vallecas el cambio del equipo y la pérdida de confianza que éste pudo tener sobre él.
En la rueda de prensa más distendida y sincera de toda la temporada y en un claro tono honesto, Sergio confesó las dudas que hubo sobre el equipo y la apuesta que el grupo hizo por él, definitiva para el objetivo final. Cuestionado por el devenir de la temporada y el duro caminar, Sergio confesó que “ha habido un momento de cierta duda, incluso vosotros. Teníais ciertas dudas sobre todos nosotros pero ellos han dado un golpe sobre la mesa y han vuelto a creer en el cuerpo técnico”. ‘Volver a creer’ es el concepto base sobre la hipotética pérdida de fuerza que tuvo Sergio para el vestuario en una fase muy determinada de la temporada. Con mucho acierto, Sergio González consiguió dar la vuelta con aquel afamado y necesario ‘reseteo’ que él pidió y supo realizar con acierto.
Inolvidable reseteo
Así, Sergio volvió a convencer al grupo. Hizo ciertas apuestas, protegió a diferentes jugadores, matizó detalles del juego y, con todo, el grupo volvió a ver en él al líder del equipo. Por ello, el innegable éxito no quita para hablar con claridad de la fase de debilidad que Sergio González tuvo. A nivel personal, desconfié de él, no le veía como aquel entrenador capaz de dar la vuelta al equipo ni agitar lo que éste necesitaba en ese momento.
Fue un momento complicado sobre él y para él. Yo llegué a hablar de una decisión tan drástica como necesaria. Entonces, Sergio estaba debilitado y, lo peor de todo, lo transmitía con sus mensajes. Él comenzaba a no creer. Hubo un momento que el cuerpo técnico estuvo cerca de perder el manejo del equipo y el control de la situación pero Sergio González dio un nuevo golpe de efecto que sería definitivo. Se erigió como el líder al saber dar al equipo lo que necesitaba, aquello que antes él no había visto, no había creído o, simplemente, no había considerado necesario. Después, la respuesta del Real Valladolid es conocida y valorada como determinante para conseguir la salvación en Primera división.