El momento del Real Valladolid tiene como gran protagonista a Enes Ünal. El último ejemplo es su acción y asistencia a Míchel Herrero en la victoria (1-0) sobre el Girona FC. Criticado en muchos momentos por su rendimiento futbolístico, la situación y la evolución del ‘9’ blanquivioleta tiene, como todo, un por qué en contexto de juego, táctica y razones objetivas. Intentando extraer sólo las cuestiones que son intangibles y no subjetivas o interpretables, Enes Ünal «ha llegado» en el tramo final de la temporada porque ahora se le ha dejado hacerlo y porque se le ha dado sólo en estas jornadas las herramientas para explotar su estilo.
Un porqué
La mejor forma de hablar sobre el fútbol profesional y conseguir un discurso coherente es señalar siempre una cuestión de rendimiento y entender o analizar el porqué. En el fútbol todo tiene una explicación de juego y, posiblemente, es la que más se ajuste a un idea objetiva. Hablar del éxito o fracaso de un jugador por cuestiones subjetivas lleva principalmente a hablar de un tema extradeportivo y es éste el primer error de todo análisis.
En las últimas semanas y, sobre todo, tras la victoria ante el Girona FC, se ha leído mucho sobre el supuesto cambio de Enes Ünal. Muchas voces han detectado en el jugador un cambio, una respuesta por los amplios ‘estímulos’ que ha recibido esta temporada. Buscar esos justificantes extradeportivos y subjetivos es lo más fácil pero, a la vez, lo más inestable. Creyendo que en el fútbol todo tiene una justificación de juego, Enes Ünal está rindiendo en las últimas semanas porque se le ha ayudado a hacerlo. Se le ha dado las herramientas para dar un cambio y, a la vez, la confianza y el poso para conseguirlo. Sin exigencias desmesuradas.
Hablemos de fútbol
Acudiendo a la raíz del tema, el buen hacer de Enes Ünal tiene respuesta en la dupla que hace con Sergi Guardiola. No es cuestión de que el turco necesite al ‘12’ o que el murciano necesite al ‘9’. El éxito de esta unión está en las diferentes versiones y variantes que ambos ofrecen y que nunca se pisan. Es algo similar a la unión entre Duje Cop y Ünal del comienzo de temporada. Los mejores partidos del equipo fue con ambos en el terreno de juego. Lo fueron porque ambos se acompañaban y el estilo que uno reducía, el otro alargaba.
En la actualidad, la visión que Enes Ünal tiene del campo es totalmente opuesta a la de Sergi Guardiola. El ‘12’ mira a portería contraria y el ‘9’, a la propia. Uno construye y el otro, ataca. Uno genera espacios para que el otro los ataque. Uno atrae jugador para que el otro esté más liberado. Es una unión de acompañamientos que hace que cuando Enes Ünal recibe de espaldas en el área o en la frontal tenga dos opciones. De cara y a la espalda. Hubo épocas que estaba solo y en las que este trabajo no lucía.
Ahí su participación es doble. Puede ayudar al tiro frontal, como hizo en el gol de Míchel, o facilitar la triangulación con la referencia. Es cuestión de variantes y de jugar a lo que el jugador necesita. Todo futbolista necesita sentirse importante. Notar que el equipo le necesita y que es importante en las propuestas de juego. Enes Ünal lo es ahora y, por ello, su rendimiento es superior al de semanas anteriores. Ésta es una opinión subjetiva sobre el rendimiento de juego de un futbolista que en la actualidad es parte importante de la temporada.
Ahora, Ünal recibe un balón y no está sólo en 30 metros. Se ve acompañado. Es confianza de ver que el trabajo vale y que el estilo es válido ratifica a cualquier jugador, incluso a aquel que ha estado criticado toda la temporada al exigirle lo que no sabe y por lo que no se le fichó. Para algunos, Ünal despertó y explotó en el tramo final de la temporada, justo el momento en el que se le ve y analiza por su juego, su estilo y sus condiciones, aquéllas por las que, por fin, se le exige. De igual forma que en el fútbol todo tiene un porque, nada es casualidad y el rendimiento del ‘9’ no está ligado a su estado de forma o su implicación sino a una cuestión futbolística y de juego. Objetiva o subjetivamente.