Sergio González habló de «resetear» en la previa al partido ante el Sevilla FC, un cambio que debe ser mucho más global de lo esperado y, posiblemente, propuesto
La derrota (1-0) ante el Club Deportivo Leganés fue muy dura. Para el convencimiento y la cabeza de los jugadores del Real Valladolid. Tal fue el golpe que pocas horas después Sergio González pidió “resetear” para volver al camino que el equipo supo mostrar. Además de por aquello, el entrenador catalán pidió un cambio para conseguir que el equipo llegase al duelo ante el Sevilla FC con la mente limpia. Pasados los días desde aquellas palabras del entrenador, y con la derrota (0-2) ante el equipo hispalense ya en la tabla, la cuestión es saber cómo debe resetearse el equipo y en qué aspectos.
Sergio como segunda opción
En la petición que Sergio hizo de reseteo, obviamente, no se señaló a él. En las circunstancias del equipo, la destitución es una opción. Hablé sobre ella en el videoblog de ElDesmarque Valladolid. Me parece la medida más directa y, posiblemente, más necesaria actualmente. ¿Por qué lo pienso? Porque indudablemente el Real Valladolid necesita cambios que tengo la percepción que Sergio González no va a hacer.
El míster catalán es ‘grande’, en la amplitud que queramos utilizar el término, por los jugadores. Son ellos los que dieron validez a su propuesta la temporada pasada. Él les convenció pero fueron ellos los que ejecutaron de maravilla el cambio de entrenador. Ahora, muchos de ellos están en un mal momento de juego. Míchel Herrero, Fernando Calero, Óscar Plano o, incluso, Jordi Masip están en horas bajas. ‘Piden’ el cambio, que se suele decir, y en la entrada de otros jugadores puede estar el reseteo que sin duda necesita el equipo.
El Real Valladolid pide una metamorfosis. Debe generar un cambio que dé respuestas. Ante el Getafe CF, Sergio tiene una oportunidad de crear un precedente y resetear él lo que el equipo ya ha demostrado que no puede. Los jugadores no consiguieron cambiar, ni mente ni propuesta, tras la petición del entrenador y es él, ahora, el que ante el conjunto madrileño debe dar opciones al cambio. Es la última oportunidad de un entrenador que de no cambiar nada ni a nadie, se verá más señalado y debilitado de lo que ya lo está ahora.
A estas alturas de la temporada, el juego y los conceptos han debilitado la imagen del entrenador. Una cuestión futbolística que tornará en gestión de equipo si el míster no prueba todo aquello que tiene. El Real Valladolid tiene más potencial y opciones de las que se les está pidiendo en las últimas semanas. El argumento para defender de la quema al entrenador puede morir si el propio preparador no consigue resetear al equipo utilizando todas las armas de su vestuario. De no hacerlas, el señalado será él y el reseteo pasará por su destitución.