SD Éibar 1 – 2 Real Valladolid | Un remontada para creer en el sueño
El Real Valladolid remontó en dos minutos un encuentro en Éibar que dispara las opciones de salvación y de credibilidad de los de Sergio González. Los blanquivioleta no firmaron un partido muy diferente a los anteriores pero se amarraron con fuerza a las oportunidades y opciones que el partido les deparó. Esa suerte esquiva y negativa en las últimas semanas sonrió al Real Valladolid al conseguir algo que parece imposible en el fútbol para un equipo en declive de juego y sensaciones. Confirmado, como dice el tópico, que «cada partido es un mundo», el Pucela sumó tres puntos por buscar la suerte hasta el último suspiro del tiempo de añadido.
El fútbol no es una cuestión de suerte
En muchas ocasiones, demasiadas, la suerte o la fortuna están vinculadas a un resultado deportivo. Objetivamente, ésta es menos determinante de lo que queremos hacerla. Marca detalles, quizás hasta algún resultado pero una temporada nunca debe ser definida por ella. Los análisis pobres llevan este término a contextos globales que, bajo ningún concepto, fue determinante en la importante victoria pucelana en el Estadio de Ipurúa.
Los tres puntos obtenidos en el feudo armero son importantes para las aspiraciones de un equipo que, en esta ocasión, sí supo buscar sus puntos fuertes, aprovechar sus fortalezas y, sobre todo, su momento. El Real Valladolid, un equipo al que siempre le ha costado castigar los errores del rival pero que ha sido debilitado por los suyos, supo entender que el penalti que anotaba Daniele Verde, el tiempo invertido en la decisión arbitral y la desesperación armera tras la acción eran cruciales y que todos llevaban a una oportunidad casi inesperada de victoria. Con todo, más que suerte fue una cuestión de mentalidad y condicionantes psicológicos.
Tras el empate, el Real Valladolid estaba fuerte y convencido. Había desaparecido la losa de los penaltis y el equipo creía en confianza y credibilidad. Se veía capacitado para los últimos cinco minutos y adelantaba líneas. De ahí surgió una presión de Enes Ünal que llevó al error de la defensa azulgrana y a la oportunidad que Sergi Guardiola se supo cocinar. Todo por una cuestión futbolística de ambición, coraje y creencia. Liberados gracias al penalti anotado, el Pucela creyó y ajustició. Ahora, extrapolando el penalti a la realidad, los blanquivioleta deben ser los más ambiciosos de la temporada. Liberado, todo equipo es ganador.
90 minutos igualados
Resumiendo el encuentro en el tiempo de añadido, momento de la histórica remontada blanquivioleta, el partido y los más de 90 minutos anteriores quedan en un segundo plano. En ellos, el Real Valladolid y la Sociedad Deportiva Éibar firmaron un encuentro débil, lento y sin grandes ocasiones. Siendo cierto que el encuentro no tuvo grandes acciones ni actuaciones individuales, el Real Valladolid mostró una versión coartada y debilitada por una cuestión de confianza y seguridad. Todo lo contrario que en el tramo final, el decisivo.