La solución a los problemas del Real Valladolid era muy sencilla. El mercado de invierno iba a dar al equipo de Sergio González un delantero y con él, los problemas ofensivos del equipo iban a quedar solucionados. Esa carencia de goles, ocasiones, calidad y claridad en el área rival se iban a eliminar sólo con la llegada de un delantero. Parecía tan sencillo que era irreal. Un jugador no iba a cambiar el juego del equipo y, tampoco, un futbolista iba a variar la percepción sobre Enes Ünal y Duje Cop. No iba a hacerlo o, al menos, no debería.
Devorado por la realidad
Todo tenía solución con la llegada de Sergi Guardiola. Al menos, supuestamente. El ‘12’ es un delantero perfecto para el juego que proponía el equipo. La teoría era una pero la realidad no ha cambiado nada el juego del equipo. Ni en el contexto objetivo ni en el subjetivo. Pese a que este segundo punto pueda ser analizado desde diferentes perspectivas, la realidad blanquivioleta habla de que el equipo anota menos desde enero.
Dando por hecho que tras el mercado de invierno todo quedaría solucionado, la realidad es que hasta el mes de enero, el Pucela anotaba un gol cada 116 minutos. Desde la victoria (2-1) ante el Celta de Vigo, cada 180. A nivel numérico, estadístico y objetivo, el Real Valladolid ha perdido fuerza. El camino para la solución aún no ha llegado. Un mes después de tomar ‘la’ decisión, se ha confirmado que el problema no era individual.
Así, la vertiente que señalaba a los delanteros como los grandes culpables de las carencias del equipo ha variado. Las limitaciones ya no son de calidad o gol de los puntas sino del juego o de las asistencias que estos reciben. En definitiva, la llegada de Sergi Guardiola al Estadio José Zorrilla ha destapado el tarro de las carencias y limitaciones grupales. Ya se conoce que existe un problema de juego, estilo y propuesta que no sólo repercute a los delanteros. Ni Enes Ünal ni Duje Cop eran los únicos culpables ni Sergi Guardiola iba a ser el salvador.
Números que sonrojan
La situación en la que llegó el delantero murciano al Real Valladolid no fue sencilla. Futbolística y mentalmente tenía carencias y limitaciones muy altas. El paso por el Getafe CF fue duro y Sergi Guardiola necesita tiempo para su mejor versión. Por suerte él sí tiene la confianza del entorno, aquél que no expone unas cifras que no engañan sobre las verdaderas limitaciones del equipo.
Sin intención de señalar al jugador, al que ya he desentendido de muchos de los problemas ofensivos del equipo, le igualo al análisis que llevo haciendo con Duje Cop o Enes Ünal desde el estallido de la crispación. Creo en ello porque hay datos que hablan de las carencias pucelanas para generar ocasiones y que estas van por encima del propio Guardiola. Con él como titular y disputando todos los minutos posibles, el Real Valladolid ha anotado dos goles. Ambos en el mismo partido y tres menos que en los mismos encuentros en la primera vuelta.
Por el contrario, los datos con Enes Ünal y Duje Cop son mejores. Si bien en las cuatro primeras titularidades del turco, el Real Valladolid hizo dos goles, en sus cuatro primeros partidos completos, el equipo consiguió cinco. Curiosamente, en esta comparativa el que mejor sale parado es el ’20’ vallisoletano. El croata, que no ha sumado cuatro encuentros ligueros íntegros, vio anotar siete goles al Real Valladolid en sus primeras cuatro titularidades, etapa de un empate y tres victorias. Con datos, puramente objetivos, y opciones subjetivas queda muy claro, tras la llegada de Sergi Guardiola, que el problema del Real Valladolid con el gol no es de los delanteros sino es una responsabilidad del tarro de las carencias y limitaciones del equipo en el contexto ofensivo.