El Real Valladolid vive un mal momento deportivo y la duda es si el peso de esta innegable debilidad vuelve a estar en el esquema de juego de Sergio González
Lo diré una y cien veces, Sergio González tiene ganado el respeto y la confianza lo que resta de temporada. Nadie dudará de su puesto en los próximos meses y, posiblemente, nadie deberá hacerlo. El catalán tiene la confianza del grupo, del Club y del entorno pero, con todo ello, la situación blanquivioleta y las dudas que ésta dejan le señalan como uno de los responsables, que no culpables, de la mala dinámica del equipo. Por ello, y como ya viene siendo habitual toda la temporada, hablar de este Real Valladolid es hacerlo de su esquema de juego y los ‘problemas’ que éste está ocasionando en el rendimiento individual.
¿Premisa básica?
“El entrenador debe aclimatarse a lo que tiene y no imponer él el esquema sino los jugadores a él”. Ésta es la frase más escuchada en el mundo del fútbol y, sobre todo, en una pretemporada o con un cambio de entrenador. Se pide que el preparador se ponga a disposición del vestuario de la forma que mejor explote sus cualidades. Esta petición exterior al Club siempre se hace en cuestión de esquemas y números pero nunca en situación de planteamiento ni ideas. El hecho de que con todos los esquemas se pueda jugar a todo parece secundario.
Jugar con dos delanteros puede ser la vertiente más ofensiva, la más defensiva o la más contragolpeadora. Es cuestión de cómo hagas jugar a esos puntas. ¿Qué rol tienen? ¿Hasta dónde defienden? ¿Desde dónde parten? Esas preguntas van más allá de un esquema y son detalles que no se están viendo en el Real Valladolid. En esa petición popular de jugar a lo que marca el vestuario, Sergio no está cumpliendo. El míster pucelano ha necesitado un mercado de invierno y exponer a sus dos únicos delanteros para encontrar su ‘9’ .
Ha sido un tiempo perdido y una exposición exagerada de un esquema de juego que, en muchas ocasiones, puede estar lastrando más que ayudando. Desde el principio de temporada flota sobre el Estadio José Zorrilla la idea de que la formación y el despliegue de Sergio es parte del problema. El técnico apuesta por él, no cambia y parece no aclimatarse a lo que tiene. Parece que Sergio trabaja por adaptar a los jugadores a su idea y no al revés. Tener un esquema definido es productivo pero, morir por él en el primer año de vida, un error mayúsculo.
Una propuesta condicionada
En el mundo profesional en el que se acude al mercado y se elige lo que uno quiere, el esquema es la base. Se compra y se detalla al gusto del entrenador y director deportivo. Ésta es una idea que parece alejada de la realidad del actual Real Valladolid porque se ha visto que los de Sergio han tenido que hacerse para confeccionar la base del equipo con terceras, cuartas o quintas opciones de la mesa de Miguel Ángel Gómez.
El perfil seleccionado ya no era, incluso, ni el deseado y el equipo lo ha notado en la amplia adaptación que deben hacer los jugadores a este equipo. Primero al Club y, posteriormente, a las peticiones, casi inamovibles, de un Sergio que en varias ocasiones deja la sensación de mirar más por el esquema que por el vestuario. Todo en contexto futbolístico, y claro, se choca semana tras semana, con cierta excepciones, contra un muro.