La sorprendente e inesperada salida de Leo Suárez del Estadio José Zorrilla para llegar al RCD Mallorca debilita ciertos movimientos de ataque del Real Valladolid
22 de agosto de 2018 | «Opciones ofensivas e incógnitas a partes iguales»
El mercado de fichajes de este mes de enero para el Real Valladolid ha sido muy productivo. Los de Sergio González han cerrado una doble victoria de gran calado. A la importante mejora de las prestaciones ofensivas del equipo a corto plazo, el Pucela ha dado un plus en la credibilidad de su proyecto. El mes de enero ha sido productivo aunque hay un detalle que resta velocidad, variantes y empaque al ataque del equipo.
El frente más ofensivo del equipo ha sido el único reforzado en este mercado. Stiven Plaza, Pablo Hervías y Sergi Guardiola han llegado a una zona del campo en la que Leo Suárez se ha marchado. El Club se ha adaptado al mercado y ha cumplido con las peticiones de los jugadores. En el fútbol mandan los futbolistas y Leo Suárez pidió marcharse. No era la idea del Real Valladolid, como así aseguró Sergio, pero el Club cedió ante la petición del jugador más diferente del frente ofensivo.
Un cambio de rol difícil de digerir
Con la marcha a Mallorca del atacante argentino, el Real Valladolid pierde. Se queda sin una de sus opciones más verticales, sin su jugador más versátil en ataque y sin su único jugador zurdo con capacidad de ampliar las dimensiones del terreno de juego y hacer más ancha la propuesta de juego de Sergio González. Pese a su rol secundario en los últimos dos meses, tras jugar sólo el 11,9% de los minutos de diciembre y enero, Leo Suárez era un jugador diferencial. Se trataba de un futbolista de variantes que Sergio supo entender.
La juventud y las ganas de protagonismo le han llevado a plantear él mismo la salida. Con ganas de jugar, ser determinante y crecer, Leo Suárez ha arriesgado mucho. Ha solicitado bajar de categoría para buscar más oportunidades. Nadie, posiblemente, le haya asegurado los minutos que no ha tenido en el Estadio José Zorrilla y mucho menos un entrenador como Vicente Moreno, pero la ansiedad y el exceso de celo de los jugadores jóvenes les llevan a querer quemar etapas con mucha facilidad.
En este caso la muestra es un Leo Suárez que era diferente en las propuestas del Real Valladolid, un equipo que llegó a ponerse en sus botas durante una buena fase de la temporada. Al inicio del curso, y coincidiendo sin casualidad, con la mejor racha de resultados del equipo, Leo fue capital. Por dentro, por fuera… Daba igual. El Real Valladolid era vertical y Leo era protagonista en aquello. Su peso fue determinante y, quizás por ello, no entendió su cambio a un rol secundario. Así, pidió salir, arriesgó y el Pucela perdió.