El Real Valladolid tiene un problema ofensivo. Ya sea en creación de ocasiones o en calidad o determinación para el gol, los de Sergio González deben variar su estilo para poder sacar potencial a las credenciales que, obviamente, tienen. Necesitando dejar de chocar, semana tras semana, con el mismo muro, Sergio tiene la opción de liberar de presión a Enes Ünal potenciando la extraordinaria variante que dejó la eliminación copera y basándose en la extraordinaria gestión que se vivió en Zorrilla hace ya una década.
El mal llamado ‘falso 9’
El domingo, tras la derrota del Real Valladolid (2-0) ante el Levante UD leí que para muchos el cambio de Sergio González en el que retiró a Enes Ünal era un mensaje al Club para mostrarle la necesidad de un delantero. Dudo mucho que éste fuera el mensaje con un director deportivo como Miguel Ángel Gómez al mando de la parcela deportivo pero, asumiéndolo así, también se puede tomar como un mensaje a la lectura que debe hacer Sergio y que, posiblemente, no esté haciendo con exactitud en las últimas semanas.
Pensando lo mismo sobre el delantero turco que en semanas atrás, el jugador está teniendo un problema con el gol importante. Su innegable aportación futbolística no está teniendo repercusión de cara a puerta. En creación de ocasiones ni goles. Podríamos hablar del modelo de juego y del esfuerzo del jugador y su desgaste antes de llegar al área pero éste, posiblemente, sea un tema secundario. A Enes Ünal se le va a valorar como un goleador y no como un delantero. ¡Importante problema!
Teniendo este tema claro, el Real Valladolid debe resetearse. Él, como equipo, y Sergio como entrenador. Los pucelanos deben dejar de chocarse día tras día con el mismo muro y variar sus alternativas y propuesta. En un supuesto juego de combinación, como quiere promulgar Sergio, no es vital una referencia. En un juego de contragolpe, como está evolucionando el equipo, tampoco. Por ello, la actualidad pucelana me lleva a preguntarme por qué el equipo pucelano no cambia a jugar sin referencia. No entiendo por qué Sergio no copia la fórmula de Mendilibar en la temporada 2008/2009.
La sombra de Joseba Llorente
Después de la marcha de Joseba Llorente el Real Valladolid tuvo un gran problema con la delantera. El 9’ estuvo huérfano hasta la llegada, dos años después, de Javi Guerra. Pese a la presencia de Henok Goitom, el sueco nunca consiguió hacer olvidar al vasco. Jugaban en otra ‘liga’ pero, también, en otro equipo y buscando otro objetivo. El peso del de Hondarribia debilitó la confianza del sueco y Mendilibar intentó liberar al jugador. Decidió no exponerlo más durante unas semanas. Agitó el vestuario y movió un equipo sin referencia. Víctor Fernández y Fabián Canobbio partían como doble punta en un juego móvil y de contragolpe.
Aquel movimiento ayudó a Goitom, que partía como delantero titular, y en menor medida, y Bartolomew Ogbeche. Dos o tres partidos en el banquillo liberaron al jugador de presión, al equipo del ambiente que se vivía con él y otorgaron al grupo alternativas de ataque. Fue sólo un respiro para el jugador y un movimiento temporal para el equipo pero que ayudó a que el jugador fuese ese goleador determinante para la permanencia. Con 11 goles oficiales y como octavo máximo goleador del Pucela en Primera en los últimos 25 años, Giotom sumó en una permanencia y Mendilibar ofreció una gestión de grupo y una motivación individual determinante.
Ahora, una década después e independiente al mercado de fichajes de invierno, Sergio González tiene una oportunidad de agitar su vestuario para sacar todo el juego que éste tiene y potenciar el talento que tiene Enes Ünal, un jugador señalado y ninguneado por la expectativa de goleador que se tenía en él y el poco rendimiento que ofrece o la poca valoración que se le hace a su función de delantero.