Athletic Club 1 – 1 Real Valladolid | Plano saca petróleo en el último instante
Sumar en el último minuto siempre es importante. Da una mayor trascendencia a todo lo conseguido. Así, el Real Valladolid se llevaba un importante empate del Nuevo Estadio de San Mamés en un duelo que terminó en igualada pero que, perfectamente, pudo caer del lado rojiblanco. Pese al momento del tanto, la sensación es que el equipo de Sergio González sabía qué hacía en todo momento. Sin perder la perspectiva, los blanquivioleta consiguieron vivir los últimos minutos en el campo rival. Esa presencia era la única forma de buscar el empate. Por acumulación en el área, el Real Valladolid acogotó al Athletic y sumó y valioso empate.
Madurez y aportación del banquillo
Tras los 90 minutos y antes de entrar en el tiempo de añadido, la sensación que dejaba el partido era de un duelo equilibrado. Uno de esos partidos que tiene varios duelos en su interior. Esa pelea dejaba varios ganadores pero, a nivel global, las fuerzas estaban equilibradas. Sin grandes ocasiones, el punto diferencial lo marcaba un claro penalti de Keko Gontán que anotaba Aritz Aduriz. Sin él, fuerzas muy equilibradas. Mucho.
Ante esa igualdad, el paso de los minutos favoreció al equipo de Sergio González. La ansiedad del Athletic Club le llevaba a dar un paso atrás y, por el contrario, invitaba al Pucela a dar un paso al frente. El Real Valladolid veía el partido vivo y con opciones y las aprovechaba. Variando el sistema, adaptándose a todo lo que tenía en el banquillo… Con todas sus ‘limitaciones’, los pucelanos supieron llegar vivos al tramo final del duelo gracias, entre otros aspectos, a la lectura y ambición del banquillo.
Con un cambio de sistema novedoso pero efectivo, por el tinte que estaba tomado el partido, el Real Valladolid se adaptó al tramo final del partido. Pese al clima del Nuevo San Mamés, Sergio González y Diego Ribera veían al Athletic nervioso. Era momento de aprovecharlo, dejar pocos jugadores tras el balón y romper el equilibrio siempre protagonista en el equipo. Llegaba el momento de arriesgar, desde un sistema casi desconocido y con jugadores ‘fuera’ de puesto.
Acumular gente en el área vasca
Todos estos cambios llegaban con el claro objetivo claro de meter jugadores en área rival. Con ideas o sin ellas, el Real Valladolid quería acumular jugadores en el área de Herrerín y en las inmediaciones de esa zona. La mejor forma de asustar es con presencia y el estilo más directo para acogotar al rival, pisándole los talones.
En definitiva, con el planteamiento de acumular gente en el campo del Athletic, con y sin balón, el Real Valladolid sabía lo que hacía. Lo entendía, lo ejecutaba y consiguió sacarle rédito gracias a una acción propia de esa idea. Siendo directo y vertical, con mucha gente en el área, incluso cerca del portero, el Pucela generó miedo, segunda jugada y una opción clara de gol que Óscar Plano no perdonó para cerrar con una sonrisa el 2018.