Estadísticamente, el Real Valladolid es el equipo de Primera división que más balones recupera en su campo. Pudiendo decir muchos aspectos futbolísticos y, sobre todo, detalles del modelo de juego de Sergio González, la realidad que muestra este detalle pucelano es que el equipo no sabe qué hacer después. Los pucelanos tienen grandes problemas para generar ocasiones de peligro pero, sobre todo, tras robar. La debilidad vallisoletana en las transiciones ofensivas hace del proyecto vallisoletano un equipo previsible y fácil de defender. Sin un ‘plan B’, el Real Valladolid se deshace al ver taponada su principal vía de juego y carecer de ideas, efectivos y variantes para ejecutar la opción alternativa.
Vivir en campo propio
Sergio González lo confirmó este jueves. El Real Valladolid genera poco pero sabe sacar “rentabilidad” a sus ocasiones. Dentro de una versión crítica sobre el jugo que él está sacando al equipo y al estilo ofensivo del equipo, el catalán negaba a la mayoría la falta de gol del equipo pero no hacía lo mismo con la incapacidad de su equipo para generar ocasiones. Es consciente de dónde está el problema y cuál debe ser la mejora del equipo.
Prometiendo trabajo y evolución, Sergio y su cuerpo técnico saben que el principal problema está en las transiciones. Este Pucela tiene un modelo replegado, un estilo que, en su idea, no realiza una gran presión. No busca con insistencia al rival. Le espera. Lo hace compactado, con las líneas juntas y con la idea de poder contragolpear. El Pucela, como cualquier proyecto humilde, propone pero vive mucho de los errores del rival. Estos detalles se producen tras la pérdida. El equipo rival pierde y el Pucela corre. El objetivo es claro. La claridad, no.
Hace sólo unas semanas desde @FutbolAvanzado se mostraban las zonas en las que los equipos de Primera división roban el balón. Es una forma de saber qué disposición tiene el equipo y cuál es su zona de influencia en la presión. En ellos, el Real Valladolid es el equipo que más balones roba en su campo y en la primera zona del campo rival, robado sólo el 3,5% en el último cuarto del ataque. Con estas estadísticas queda claro que o el Real Valladolid no es efectivo en la presión o que espera replegado.
Problema en las transiciones
Siendo esta segunda opción la más viable, el problema pucelano está en la transición. ¿Cómo actúa el Real Valladolid tras el robo? ¿Es efectivo, profundo o directo en los primeros pases tras recuperar el balón? Un buen contragolpe hace a un equipo imprevisible y, en muchas ocasiones, el Pucela muestra qué va a hacer. Con una versión predecible, el Real Valladolid muestra problemas para correr el con balón.
En la derrota (1-0) ante el Sevilla FC o en la cosechada (2-0) ante el Real Madrid, estos detalles se multiplicaron. Son varias las imágenes de aquellos días de Enes Ünal en las que el turco recibía el balón, lo cubría, potenciando la ruptura de compañeros y en las que buscaba opciones ofensivas. Ese pase, generalmente exterior, llegaba y llega pero la continuación de la jugada, no. La versión replegada restaba opciones al equipo para llegar con efectivos al área rival. El equipo roba y roba bien pero el problema lo tiene después.
Los jugadores que más balones recuperan están en el centro del campo o en la zona más defensiva y la distancia y el tiempo que el equipo debe invertir para llegar hasta el área rival es muy largo. Al Pucela le cuesta pisar la zona de peligro y lo hace sin efectivos ni efectividad, convirtiéndolo en el principal problema pucelano en ataque. El equipo firma pocas ocasiones y, por normal general, desde un mismo patrón.
Ganar la espalda a la defensa rival, correr en transiciones con el balón o llevándolo al espacio son variantes que se han visto poco en el equipo de Sergio y detalles que el equipo debe mejorar dentro de ese plus de herramientas y posibilidades que el cuerpo técnico debe conseguir en las próximas semanas para, primero, generar más ocasiones y, después, marcar más y dejar de ser el equipo menos goleador de Primera.