El Real Valladolid se reivindica en Vigo desde sus puntos más ‘débiles’
Si la visita del Real Valladolid al Estadio de Balaídos se hubiera producido en el primer partido liguero diríamos que el Pucela de Sergio González ataca como los ángeles pero que flaquea y se debilita desde la zona defensiva. Los resultados marcan todos los análisis. Son contextos muy variados que nos hacen sentenciar con tan sólo cinco jornadas disputadas lo que va a dar de sí una plantilla en los nueves meses siguientes.
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El ataque se reivindica
El gran inicio del Celta de Vigo, aunque parezca mentira e ilógico, liberó a un Real Valladolid demasiado pendiente de mantener el orden defensivo en las primeras jornadas. Los de Sergio González se convirtieron en los protagonistas del encuentro a través de la pelota. De la mano de Rubén Alcaraz y Míchel Herrero, siendo el ’21’ el gran protagonista del dominio, Óscar Plano y Nacho Martínez asumían protagonismo para profundizar y más desde que Sergio González moviera magistralmente el banquillo, introduciendo a Toni Villa y Enes Ünal.
Con un esquema con dos delanteros centros, el Pucela desbordó una y otra vez al Real Club Celta de Vigo. Con una circulación muy rápida y superando líneas constantemente, los visitantes aprovecharon los pasillos interiores con Toni Villa y Óscar Plano, gracias a que los delanteros fijaban a los centrales rivales y creaban un espacio para descongestionar el juego con Nacho Martínez, autor de dos asistencias. Con el ’22’ se cumplió la virtud de llegar al espacio; no estar en él.
El gran juego desplegado puede servir de punto de inflexión, para aterrizar definitivamente en Primera división y quitarse los miedos, ataduras e inseguridades que no permitían a los jugadores de calidad aprovechar todas sus virtudes en la máxima categoría. El Real Valladolid tiene, por jugadores, más puntos fuertes en ataque que en zona defensiva y este pasado sábado se empezó a demostrar.