La clasificación del Real Valladolid para el inminente play-off de ascenso tiene un nombre propio: Sergio González. ¿Cuál es el peso del barcelonés en este éxito?
El Real Valladolid es equipo de play-off de ascenso. Sergio González y los suyos han conseguido estar entre los seis mejores equipos de la categoría al final de la temporada. El Pucela ha firmado el objetivo para esta temporada gracias al cambio de entrenador. Guste más o menos, el cambio de dinámica en el conjunto blanquivioleta ha ido determinante, y no sólo por resultados que, al fin y al cabo, es lo más importante. Los blanquivioleta llegan al tramo decisivo de la temporada en una situación idílica tras una evolución magnífica del equipo después de la adaptación que el entrenador barcelonés ha sabido hacer al equipo vallisoletano.
Adaptación y gestión
El ejemplo que comento desde este miércoles en el videoblog semanal de ElDesmarque Valladolid no es más que un reflejo de lo mucho que ha conseguido Sergio González en el equipo blanquivioleta. En dicha locución hablo de que Rubén Baraja ya sabe qué tipo de equipo va a ver en el Estadio José Zorrilla este jueves y durante toda la eliminatoria de play-off de ascenso. El entrenador vallisoletano no sabía qué Pucela se iba a encontrar en el debut de Sergio en el banquillo pucelano. Era normal, se trataba de un debut tras un cambio tan importante como la salida de Luis César Sampedro.
El Sporting de Gijón viajó a ciegas hace solo dos meses al Estadio José Zorrilla pero, ahora, lo hace de una forma muy distinta. La superioridad que pudo sentir el equipo asturiano en aquel partido ha descendido porque las tendencias han cambiado. Tras aquella victoria (0-1) de los rojiblancos, el Pucela se alejaba en 13 puntos de un rival que ha terminado a sólo cuatro. La distancia se ha reducido drásticamente. ¿Cómo? Con adaptación y gestión y, ahí, el responsable y el dueño ha sido Sergio González.
Sigo pensando, como lo hice tras su llegada, que este Real Valladolid no tiene un alto porcentaje de lo que Sergio considera que es su fútbol. Asumiendo que su concepción del juego parte de su visión y experiencia como jugador, el catalán y Diego Ribera, su inseparable ayudante, han convencido al equipo de las mejoras que el equipo debía tener desde la adaptación al juego grupal. El cuerpo técnico nunca quiso romper con lo establecido, en un gesto noble y convincente que supo ganarse el respeto en el vestuario.
Sergio sabía que iba sin tiempo para cambiar y sí para detallar. Lo hizo y el éxito ha sido rotundo. En números, juego, sensaciones y estilo. El Real Valladolid se ha adaptado a sus circunstancias, que no han sido pocas. No dudo de que muchos detalles del juego de este Pucela poco o nada tengan que ver con el estilo que buscaría imponer Sergio con una programación a largo plazo. Sin ir más lejos, la forma en la que defiende las faltas laterales nada tiene que ver con la propuesta que hizo en su etapa en el Real Club Deportivo Espanyol. Se adaptó a las necesidades del equipo y al largo trabajo de Luis César en ello. Se aprovechó de le herencia recibida.
El gran protagonista
El míster pucelano no ha buscado grandes reconocimientos en esta etapa, todo lo contrario. Ha sido sincero y claro en su discurso y, después, consecuente en sus actuaciones. Pidió margen de maniobra en su llegada, y se le dio. Solicitó conocer la categoría, y lo hizo. Exigió mirar partido a partido, y convenció.
Sergio ha cumplido muchas etapas en estos apenas dos meses que ha estado en Valladolid. Ha ido colocando piedra a piedra para merecer, como lo ha hecho, dirigir un play-off tras dos meses en la categoría. Ahora, en su sano juicio, nadie puede evitar colocar al barcelonés como el claro ganador en esta clasificación.