En los últimos meses, el Real Valladolid ha oficializado muchas renovaciones y casi todas desde un mismo patrón. Salvo por la ampliación de Luismi Sánchez, todas las rubricas se han producido de jugadores que han estado o que están en el filial blanquivioleta. Comenzando por futbolistas del primer equipo como Anuar Tuhami, Fernando Calero o Toni Villa, el paso que dio el Club fue el de renovar a jóvenes jugadores que deben tener un peso determinante en el primer equipo en el futuro. Nombres como Javier Aparicio, ‘Apa’, Miguel de la Fuente, Mohammed Salisu o Mario Robles deben ser el futuro de la entidad, aquélla que se vio acogotada, asustada y atemorizada ante un posible descenso del Real Valladolid Promesas.
Con todas esas renovaciones pactadas, firmadas y selladas, el equipo de Miguel Rivera podía caer a Tercera división. El posible descenso del equipo pucelano suponía un golpe durísimo al proyecto pucelano. Con todas esas vinculaciones actualizadas, muchos de esos jugadores deberían hacer las maletas. ¿Ayudaría al crecimiento de Apa, Mohammed Salisú o Miguel jugar en Tercera? ¿Sería productivo para el cuidado de los jugadores una salida en forma de cesión a algún equipo de Segunda división B?
La situación era compleja y pese a que en un club profesional siempre manda lo que haga el primer equipo, la situación del filial preocupaba mucho en las oficinas del Estadio José Zorrilla. El futuro del Promesas era capital para la entidad pucelana y, merecidamente, el equipo consiguió esa ansiada salvación que es asumida en el club blanquivioleta como la mejor noticia para el «proyecto» que, supuestamente, se está diseñando desde la llegada de Miguel Ángel Gómez hace ya casi un año.
Estabilidad en el filial
La idea del Club es similar en el primer equipo y en el filial. Así lo aseguraba Miguel Ángel Gómez en la rueda de prensa de este martes. En ella, además de explicar muy bien qué filosofía quiere que se tenga con los más jóvenes, dejó detalles que muestran que el Club necesita estabilidad en sus dos primeros equipos.
Si Gómez rechaza cualquier revolución en el primer equipo, aboga, a su vez, por la continuidad de pesos pesados en el Promesas. Todo por un claro objetivo: «Desde que llegue uno de los objetivos era ir trabajando con jugadores jóvenes e ir demostrando que en Valladolid también se puede progresar».
Convencer de que Valladolid es una plaza para los jóvenes es capital para el proyecto pucelano que se ha ido fraguando en las oficinas pucelanas durante los últimos meses pero que se pudo ver roto con el descenso del Real Valladolid Promesas. Afortunadamente, el trabajo de Miguel Rivera y la evolución de los jugadores produjo la mejor noticia para el crecimiento del Club.