Una breve apuesta en la que ninguno pierde nada
Sergio González es el nuevo entrenador del Real Valladolid tras sustituir a Luis César Sampedro en un movimiento claro de qué es actualmente el club blanquivioleta
Cambiar de entrenador a falta de ocho jornadas es muy llamativo. Hacerlo es propio de un equipo con un objetivo tan claro y conciso como exigente. Esta decisión suele estar tomada por un conjunto que pelea por evitar un descenso, véase el caso del Real Valladolid y de Alberto López en 2016. Ese es el gran ejemplo de un equipo que cambia de entrenador a menos de 10 jornadas para el final. El otro caso, muy cercano a la realidad pucelana actual, es el del equipo que no tiene nada que perder y que busca un entrenador en el mercado que, como él, no tengo nada que perder. Real Valladolid y Sergio González no pierden nada en su apuesta para estas ocho jornadas. El equipo está salvado. La categoría no corre peligro y el play off está complicado. Todo lo que sume el catalán será positivo y, de la misma forma, todo lo que Sergio consiga sumará para relanzar una carrera parada desde hace más de dos años.
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Una necesidad
Analizando la rueda de prensa de prensa de presentación de Sergio González, el entrenador catalán ha dejado dos grandes fracciones de titulares. Por un lado, lo que demuestra qué necesita el Real Valladolid y su plantilla y, por otro, qué supone para él llegar al Real Valladolid. Obviamente, cuando él habla de “agitar el árbol” o inyectar “una chispa” en los jugadores, habla de la necesidad que el equipo tenía de este cambio. Obviamente, él justifica y aprueba su llegada y lo hace hablando de todo lo que debe ofrecer él como entrenador y motivador.
El equipo no puede ir a peor, al menos eso se cree. Con Luis César había entrado en barrena y, ahora, necesita un plus que le haga cambiar su dinámica. ¿Qué tiene que perder el Real Valladolid en estas ocho jornadas? Nada. La temporada en un alto porcentaje ya está cerrada. El descenso ya no es posible y el play-off es muy difícil. Todo lo que se consiga sumará y lo que no llegué, nadie lo echará de menos. Viéndolo así y analizando la comparecencia del catalán, su llegada es una necesidad para el Real Valladolid. Es un riesgo asumible para una entidad con poco que perder pero, por el contrario, mucho que ganar en estas últimas ocho jornadas.
Una oportunidad
El Real Valladolid puede ganar un play-off que, actualmente y desde el prisma más realista, no es una prioridad. Hay problemas mayores y limitaciones tan grandes como para pensar en ello. Se deben mejorar muchos aspectos antes de que el nuevo entrenador del Real Valladolid pueda ver real el play-off. Pese a la buena presentación que ha hecho Miguel Ángel Gómez sobre él, Sergio lleva más de dos años sin equipo por algo y, ahora, necesitaba una oportunidad y más una opción como ésta.
Llegar a un equipo con nada en riesgo y todo por ganar es una gran oportunidad para un entrenador que estaba fuera del mercado. Todo lo que sume Sergio González será por cosecha propia. En cambio, lo que no sume, será por culpa de la plantilla, de las carencias de ésta, del trabajo base de Luis César… Su llegada al Real Valladolid es una sublime oportunidad para él. Un “reto”, como él ha definido, para volver a la rueda de entrenadores y al panorama futbolístico. Más de dos años fuera del fútbol profesional hacen daño a cualquier entrenador y Sergio no ha sido menos.
Está tocado. Necesita volver a sentarse en un banquillo para recuperar sensaciones y poner en práctica las actualizaciones que ha vivido en estos largos meses. Este “reto”, “oportunidad” o “reválida”, como él lo ha definido, cumple todos los parámetros que él necesita. Con la exigencia que él mismo se quiera poner, Sergio vuelve a estar en activo y lo hace por la necesidad del Real Valladolid de dar un cambio para no dar por cerrada la temporada que en Tarragona sufrió una estocada casi definitiva
Son nuevos retos, nuevas ilusiones y nuevos métodos para intentar sumar puntos, partidos y sensaciones. Lo hará sin grandes exigencias del Club ni del entorno y sin agobios en el día a día. Él no es el responsable de la situación deportiva de Club y nada de lo que haga le va a restar en su imagen. Nada. ¿Existe mejor oportunidad para volver a un banquillo después de dos años? ¡Lo dudo!