Dentro del mercado de invierno, la salida de Alberto Guitián debilita la fortaleza defensiva de un Real Valladolid muy necesitado de mejoras en su propio campo
11 de noviembre de 2016 | «Alberto Guitián, el talento sobre el trato de balón»
La salida de Ibán Salvador del Real Valladolid en este mercado de invierno resulta sorprendente e injustificada pero no es el único movimiento llamativo que se ha vivido en el Estadio José Zorrilla en este mes de enero. Sigo pensando que Miguel Ángel Gómez es la mejor noticia que ha tenido el mundo blanquivioleta desde 2010 pero, de igual forma, creo que el movimiento de salida de Alberto Guitián es incongruente. Para la R.A.E tal término viene a ser «aquel que carece de coherencia» y la marcha del ’20’, ya sea al Sporting de Gijón o a cualquier otro equipo, no tiene sentido. Ni para el proyecto marcado por la entidad ni, sobre todo, para las necesidades que tiene el equipo blanquivioleta en el terreno de juego.
Hablar del Real Valladolid de Luis César Sampedro es hacerlo de un equipo que aún necesita ser más compacto y fiable. El Pucela es un conjunto que no tiene suficiente empaque y que debe ganar mucha fuerza entre líneas. Con las diferentes salidas dadas en el centro del campo, la cesión de Guitián debilita mucho las opciones defensivas e interiores del equipo. El Pucela ha dejado escapar, porque él puso en el mercado al jugador, a un futbolista capaz de jugar en la defensa y en el centro del campo. Posiblemente, el único jugador capaz de tener un fútbol posicional más allá de Borja Fernández.
¿Qué necesita un equipo para ser solido? Una buena lectura táctica del juego y del partido. Borja la da; Alberto Guitián la daba. Por ello, justificar su salida con la confianza sobre Fernando Calero y las opciones de Luismi Sánchez o el propio Borja para el eje de la defensa muestra una negación total de los verdaderos problemas que tiene este equipo. El Real Valladolid debe crecer desde la defensa. Antes y ahora. Perder a la mejor variante y, posiblemente, al mejor complemento de Borja y Luismi no ayuda.
El Pucela se debilita
Otra pregunta: ¿Qué le ocurre al Real Valladolid si su centro del campo no tiene la fuerza de Borja y Luismi o el temple y el dominio posicional de Alberto Guitián? Que el equipo se desmorona. No es una opinión; es una realidad. Así lo demostró la remontada (2-3) del Club Deportivo Numancia en el Estadio José Zorrilla. Tras la expulsión de Kiko Olivas, Guitián pasó a la defensa y la pareja del centro del campo quedó formada por Antonio Cotán y Anuar Tuhami. Con ellos, el equipo se diluyó. Perdió fuerza, convencimiento y, lo que es lo peor de todo, la posición. Normal, son jugadores con otras obligaciones. Su demarcación está en campo rival.
Ahora, limitando el centro del campo a Luismi y Borja, tras arrancarse la alternativa de Alberto Guitián, el Real Valladolid se debilita. En todos los contextos. En el físico, en el futbolístico y en el de equipo. Luis César Sampedro se queda sin una variante vital para defender entre líneas. Pese a que el Real Valladolid haya cambiado su estilo y forme ahora con una idea que deja más arropados a los defensas, la perdida de ese anclaje entre defensa y centro del campo de salida de balón y dominio de la pelota hace que el Pucela se debilite en campo propio. Independientemente de que Fernando Calero pueda explotar o no. Ése ya es otro tema.