Borja Fernández, uno de los cuatro jugadores con pleno de minutos, lidera muchos aspectos del juego y de la identidad del fútbol creado por Luis César Sampedro
Puede parecer que Borja Fernández tiene un estilo muy determinado de fútbol. En el Real Valladolid está definido como un jugador de corte defensivo. Su estatus se aumenta al ser el jugador con más faltas realizadas de la competición pero, también, varía su denominación al ver que es el jugador elegido para la salida de balón en este proyecto. En un punto o en otro, el centrocampista gallego está generando en las últimas semanas un rendimiento tan brillante como incuestionable. Llevándose Luismi Sánchez, de forma muy merecida, los elogios por el estado de forma, Borja lleva varias semanas rindiendo a un gran nivel pero, sobre todo, cumpliendo las palabras que Luis César Sampedro pronunció sobre él tras su fichaje.
De la “pereza” a la realidad
Leer sobre Borja Fernández en la redes sociales y, sobre todo, en Twitter llevaba este verano a una clara división del entorno blanquivioleta. Estabas con él o contra él. Si lo hacías de su lado es por algún interés. Si, por el contrario, no le veías como un jugador determinante, eras la perfección de la objetividad y el conocimiento futbolístico. Una “pereza” extraordinaria. La realidad no me lleva a ni un punto ni a otro pero sí que me obliga a analizar el brillante rendimiento del jugador en este inicio de temporada.
Con la honestidad, que no tanta objetividad, sobre la mesa y la sinceridad más extrema, el ‘8’ blanquivioleta lleva semanas rindiendo de una forma descomunal en los objetivos impuestos por Luis César Sampedro. Rinde para las matrices del Real Valladolid y cumple, uno por uno, los acometidos impuestos por el estilo de juego del entrenador gallego. Borja Fernández, el futbolista con más faltas de la categoría, es el reflejo de lo que busca el míster blanquivioleta. Es el encargado de taponar las hemorragias pucelanas en los posibles contragolpes rivales y, a su vez, de definir esas dos versiones de juego que tiene este equipo.
Paciente con el balón, es constante ver al jugador gallego realizar pases de seguridad a los laterales y a los centrales. Posee ya la experiencia y el poso para elaborar con seguridad. ¡No hay prisas! Hay confianza y seguridad. Todo lo contrario que sin balón. Perderlo significa actuar con rapidez y en tal circunstancia, Borja es el líder del equipo. Ejecuta las directrices del cuerpo técnico y potencia su estado de forma. Todo hasta que Twitter ya no te obliga de una forma tan radical a ser de él o estar contra él. El rendimiento manda y Borja, en ello, lleva un ritmo muy constante. No tanto como el de los críticas o elogios.
Plenos de minutos
Tras su llegada veraniega la sensación que existía en el ambiente era de un fichaje de Club. Una incorporación ‘impuesta’ por Carlos Suárez. El máximo accionista del Real Valladolid parecía realizar un fichaje que Luis César Sampedro aprobaba con rotundidad el 13 de julio. «Lo he visto en Almería y es una bestia y un animal», aseguraba antes de zanjar que «ha sido el mejor y es el responsable de que el equipo esté en Segunda». Buscando “buenos futbolistas”, Sampedro aseguraba que “Borja lo es».
Lo es y lo está demostrando. Está rindiendo como tal. Si ese 13 de julio se confirmaba la aprobación del entrenador sobre este fichaje, las primeras siete jornadas ligueras están dejando al gallego como ese jugador que se esperaba que pudiera llegar a ser tras las declaraciones de Sampedro. Siendo, junto a Deivid Rodríguez y Antoñito Regal, el único jugadores de campo con pleno de minutos en competición liguera, Borja Fernández demuestra el tipo de fútbol que busca este Real Valladolid.
El centrocampista gallego defiende un estilo de juego que cumple muy bien este Real Valladolid. Con los resultados ofrecidos por el equipo ver que sólo tres jugadores llegan al pleno de minutos demuestra que el equipo tiene un patrón definido y que, como aseguró Sampedro en julio, Borja lo cumplía. La teoría decía que el ‘8’ iba a rendir en este nuevo proyecto blanquivioleta y, por el momento, lo está haciendo. De una forma incuestionable.
