Ibán Salvador, fijo en este inicio, se está convirtiendo en una fuerte demostración de lo que busca y necesita este nuevo Real Valladolid para construir su identidad
Siempre he pensado que en el fútbol todo se contagia. Si un vestuario tiene una manzana podrida, ésta podrá apoderarse del vestuario y conseguir que otras muchas pierdan esa ‘frescura’ necesaria. De igual forma, un clima confortable para el trabajo y la evolución se contagia entre los jugadores. Por ello siempre se busca que los capitanes sean jugadores cercanos al entrenador y con peso. Ellos son los que deben transmitir al equipo. Después hay otros futbolistas que ofrecen diferentes estilos que, por suerte o desgracia, se pueden contagiar al grupo. Ibán Salvador, obviamente, es uno de ellos. El ’24’ pucelano, siempre señalado por su «irreverencia», está consiguiendo en este inicio liguero mostrar su talento y estilo e impregnar al equipo de ese sentimiento que está sabiendo transmitir en todas y cada una de sus acciones futbolísticas.
El ‘diferente’
Hablar de Ibán Salvador es hacerlo de un jugador diferente. Es, en muchos momentos, anárquico, polémico pero, también, es un jugador intenso, directo, bravo y luchador. En el mundo del Real Valladolid es un jugador marcado por lo vivido la temporada pasada y, sobre todo, por lo ocurrido en su último partido como pucelano, aquél disputado en Soria. Sus 45 minutos en Los Pajaritos le dejaron sentenciado y hacían inimaginable la situación que el propio futbolista vive en la actualidad.
Pese a que, como él mismo recuerda estos días, su estado actual es muy similar a la inicial de la temporada pasada, las palabras de Luis César Sampedro sobre él hacen pensar que una hipotética salida del once titular no se va a producir de una forma inmediata. El gallego le apoya y le ve como un reflejo de qué quiere su equipo a nivel ofensivo y en campo rival. En este Real Valladolid, en el que el entrenador se muestra orgulloso de que su equipo termine con más amarillas que el rival y que busca que se generen constantes ocasiones de gol, Ibán Salvador es su hombre. De ‘diferente’ y criticado pasa a ser necesario y respetado.
· 4 de agosto de 2017 | «¡Ibán, aprovéchala! Ésta es tu gran oportunidad» ·
El atacante catalán está demostrando en estas primeras cinco jornadas ligueras que ese ímpetu y ese sentimiento que tiene y que es en muchas ocasiones criticado, es el estilo que busca el entrenador y que es, a su vez, un formato que parece estar agradando al entorno blanquivioleta. Este Real Valladolid tiene diferentes objetivos en esta fase de la temporada e Ibán los cumple todos. ¡Parecen estar hechos para él!
Luis César Sampedro quiere que el equipo sea intenso e Ibán lo es de una forma diferencial. A veces excesiva, es cierto. El míster gallego busca, a su vez, que el equipo sea vertical en campo contrario y el ‘24’ es veloz, directo y profundo para conseguir generar ocasiones, una de las grandes obsesiones del equipo blanquivioleta. Con todos estos detalles, ver jugar a Ibán Salvador en la actualidad es ver a un jugador que transmite sentimiento y estilo, un futbolista que quiere, que demuestra que quiere y que, por el momento, está rindiendo.
Datos y sensaciones
En un análisis futbolístico en el que todo se basa en el análisis, la situación de Ibán Salvador pasa por esas cinco titularidades, los 360 minutos disputados, apenas 26 minutos menos que el año pasado, y los dos goles anotados. Con esos datos es imposible criticar su participación. Está siendo fijo para el cuerpo técnico desde un rendimiento de datos, de goles y de sentimiento. Más allá de los tantos ante el Fútbol Club Barcelona y Club Deportivo Tenerife, el reflejo de Ibán es el de un jugador que transmite.
Con esos datos del rendimiento en la mano, el papel de Ibán Salvador es convincente. Ahora parece verse ese fútbol «irreverente» que tanto se menosprecio la temporada pasada, y que tanto era necesario. El cambio, obviamente, es a nivel de confianza. Ibán la siente ahora. Con ella, sus «altibajos» de juego, que llegarán, no serán castigados porque sus picos de rendimiento serán menos diferenciados. Ibán se siente con confianza.
La confianza ha sido tal como para aprovechar la «oportunidad» que tuvo esta pretemporada, aquélla que le dejó marcado como el ‘diferente’ y no como la esperanza que se esperaba que fuera hace un año y es que quizás ese papel secundario es el que le ha marcado como una esperanza y no una expectativa. Ese segundo plano le ha permitido aprovechar su oportunidad y aferrarse a ella como el reflejo de muchos de los objetivos futbolísticos que tiene este Real Valladolid.